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El papel de la décima espinela en la cultura latinoamericana

Par Edna Córdoba : Étudiante de Master TLEC - Université Lumière Lyon 2
Publié par Christine Bini le 18/04/2014

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Présentation de l'importance d'une forme poétique, la "décima espinela" dans la culture latino-américaine.

La décima espinela es una estrofa de diez versos octosílabos creada por el músico y poeta rondeño Vicente Espinel en el año 1591. Sus rimas son consonantes (todos los fonemas a partir de la vocal acentuada coinciden) y se organizan de la siguiente manera: abba accddc. Entre el cuarto y quinto verso hay una pausa obligatoria. Desde el punto de vista del sentido, el quinto verso se liga al sexto por encabalagamiento, es decir que la unidad de sentido empezada en el quinto se completa en el sexto. Por lo general en una décima se desarrolla un solo tema. La décima fue empleada por Lope de Vega, Calderón de la Barca, Cervantes, Quevedo y Góngora durante el siglo de Oro. Un ejemplo muy famoso de décima espinela es La vida es sueño de Calderón de la Barca.

Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

Mientras que en España solo tuvo su esplendor durante el siglo de Oro, en América ocurrió un proceso de folclorización de esta estrofa. Los españoles la llevaron a América (sin entonación ni ritmo musical) con el fin de evangelizar. Es difícil determinar su contribución al proceso de evangelización; por el contrario está comprobado que la forma de la décima caló en la cultura tradicional. La décima adquirió rápidamente importancia en los cantos de trabajo, de serenata, las canciones de cuna y sobre todo adquirió una función social en sí misma: hoy en día, en distintas partes de Latinoamérica, las comunidades se reúnen para asistir a contiendas de decimistas en las que éstos demuestran su ingenio enfrentándose los unos con los otros. Aun los grupos ágrafos y analfabetas se apropiaron de ella para integrarla en su vida cotidiana.

La décima funciona como poesía tradicional (recitada o cantada) y como poesía improvisada (mayoritariamente a capela). Como poesía tradicional, la décima es una estrofa tanto para la lírica como para la épica. En la épica, tiene un valor simbólico, hay personajes alegóricos que simbolizan una realidad —por ejemplo la disputa entre el trigo y el dinero, el cuatro y el tres o las estaciones del año—. Algunas veces pueden encontrarse narraciones en décimas sobre situaciones históricas tales como el hundimiento de un barco, un terremoto o un incendio; también se utilizan para narrar historias religiosas. Asimismo puede tener un fin didáctico: las décimas sirven para explicar o glosar la sabiduría popular de los refranes, dichos y apotegmas. Como poesía lírica habla del amor correspondido o el amor contrariado, sirve para la sentencia, la crítica y la sátira.

En la décima improvisada, el decimista suele satirizar, criticar y contar los acontecimientos recientes de su comunidad. También hay décimas laudatorias, humorísticas, máximas o simples muestras de ingenio y habilidad para improvisar.

La música que acompaña a la décima es producto del mestizaje. Para acompañar las décimas se utilizan adaptaciones americanas de instrumentos europeos como guitarras, laudes y violines, o de percusiones africanas como marimbas, ideófonos y tambores. El único caso en España donde ocurrió un proceso de folclorización de la espinela fue en Canarias. Por su posición geográfica las Canarias mantuvieron siempre una relación especial con las islas del Caribe. Los canarios emigraron a las islas caribeñas de manera casi constante desde el descubrimiento hasta la revolución cubana, mayoritariamente a Cuba. Un proceso de vuelta a las Canarias ocurrió en tres periodos: la segunda mitad del siglo XVIII, la primera mitad del siglo XX y luego de la revolución cubana en 1959. Este proceso de ida y vuelta tal vez explique el hecho de que en Canarias se hayan difundido las décimas tanto como en América.

El lugar que ocupa la décima en la sociedad latinoamericana

En su ensayo sobre la función social de la poesía, T.S. Eliot señala que para que una forma poética perdure, las nuevas creaciones deben tener una dosis moderada de vanguardia: no ir tan lejos como para resultar incomprensibles, pero no repetir aquello que ya existe y a lo que una sociedad está acostumbrada. Lo que quiere decir que siendo representativas de una época y una cultura en particular, deben aportar algo a su enriquecimiento. Bajo la hipótesis de que la décima cumple con esta condición, se examinarán tres aspectos que permitirán dilucidar el lugar que ocupa la décima en la tradición oral latinoamericana, a saber: el carácter colectivo e individual de la espinela, su función social en las comunidades y su musicalidad (forma) como reflejo de una sensibilidad particular y de un apego a las formas tradicionales propios de Latinoamérica.

El carácter individual y colectivo de la décima

Hasta que el pueblo las canta
las coplas coplas no son,
y cuando las canta el pueblo
ya nadie sabe el autor.

Para T.S. Eliot la función de toda poesía es propiciar un placer estético y comunicar una sensación o experiencia novedosa, una nueva forma de comprender lo cotidiano o la expresión inédita de un sentimiento ya conocido. La poesía debe comunicar algo único, pero que sea comprendido por la colectividad. El poeta excéntrico es aquél que, a pesar de comunicar algo único, no es comprendido por la comunidad, de modo que sus versos no tienen una verdadera transcendencia ni tampoco entran en la tradición. La verdadera poesía es individual y colectiva tanto en su creación como en su recepción: para su creación se requiere del talento individual, pero es fundamental su relación con la tradición. En cuanto a la recepción, la verdadera poesía debe proporcionar un beneficio personal al individuo (placer y una comprensión novedosa), y en lo colectivo, ella debe expresar un sentimiento común a todos aquellos que pertenecen a una cierta cultura y que los ajenos a ella no experimentan de esa misma manera. Es por esto que para Eliot la poesía es el más local de los géneros literarios.

Al cumplir con la condición de tener un carácter tanto individual como colectivo, la décima se erige como verdadera poesía. En las décimas tradicionales, el concepto de autor ha perdido el significado. No importa quién es el autor. El olvido del autor es el comienzo del paso de la décima a la tradición. La mayoría de las veces el autor de las décimas tradicionales es anónimo. El verdadero autor es el pueblo: el autor y el texto ambos tienen el carácter de colectivos. Del mismo modo, la décima improvisada tiene un carácter colectivo. Si bien es producto de un talento individual, ella pertenece a la tradición: a los decimistas antecesores y a los que vendrán, en particular porque estas composiciones son intertextuales, es decir que para crear nuevos versos se utilizan las fórmulas y motivos utilizados en las décimas precedentes.

En cuanto a la recepción, la décima sirve con certeza para el aprovechamiento íntimo y personal: la décima comunica y proporciona placer individual, pero también es de carácter colectivo.  Las décimas son directamente accesibles al pueblo: no hay una mediación (pantalla ni registro sonoro) entre el decimista y su público pues ellas son improvisadas en certámenes públicos, como festivales y actos, o aprendidas en la escuela y en el hogar. He ahí su carácter colectivo. Este tipo de certámenes colectivos sirven al pueblo como forma de expresión de sentimientos comunes que un extraño a esa cultura no experimenta de la misma manera.

La función social de las décimas

T.S. Eliot distingue la idea de función real de la poesía (el verdadero lugar que ocupa en una sociedad) del compromiso ideológico o político (que a veces se reivindica como función social). La función política no nos interesa en el análisis de la décima. Eliot define la función real de la poesía como el impacto que esta produce dentro de una comunidad, aun para aquellos que no están interesados en poesía y que ni siquiera conocen los nombres de los poetas. Concretamente se trata del papel de la poesía en el enriquecimiento espontáneo de una determinada lengua y cultura.

La décima cumple esta función. Ella cumple con una función pragmática: sirve para la sátira, la burla, la crítica, o también puede cumplir con una función lúdica, política o laudatoria. Adicionalmente tiene una función más elevada: la de dar una interpretación del universo común a la comunidad a la que pertenece. Esta función es cumplida tanto en las décimas tradicionales como en las improvisadas en los certámenes públicos. Cuando hace parte de la música tradicional, la décima es interiorizada por el oyente de manera inconsciente. El saber transmitido se vuelve parte de su vida íntima y modifica su relación con el entorno, que a la larga permitirá una modificación del entorno mismo. En esta medida constituye un enriquecimiento cultural. Asimismo en cuanto hecha de lenguaje constituye un enriquecimiento del lenguaje del pueblo al que pertenece.

El papel de la forma en la expresión del sentir popular latinoamericano

En materia de poesía, la musicalidad no es algo que exista separadamente del sentido. Lo que llamamos musicalidad es la forma misma. Las formas poéticas se transforman con el paso del tiempo dependiendo de la evolución de los gustos y de las inquietudes propias de cada época. Eliot señala que para que una forma permanezca vigente, su musicalidad debe estar latente en el habla corriente. Es por esto que ciertas formas poéticas envejecen y ya no se utilizan, pues están tan alejadas del uso actual del lenguaje que resultan demasiado extrañas. La estructura, el ritmo y el sonido de una determinada poesía representan el carácter del pueblo y la época en que ella se crea.

En este sentido es curioso el hecho de que la décima siga viva en América y no en España. Es curioso porque la décima parece muy lejana de la conversación cotidiana. De hecho el investigador Maximiliano Trapero la emparenta con la poesía del romanticismo y el barroco y la posiciona bastante lejos de la poesía moderna. Si bien hay una hipótesis de la continuidad en América de un cierto primitivismo del lenguaje, esta hipótesis no sirve para explicar la pervivencia de la décima teniendo en cuenta que en España siguen vivas formas que son anteriores a la décima, como el cancionero y el romancero. El porqué la décima se popularizó en América y no en España es una incógnita; sin embargo se podría formular una hipótesis al respecto analizando las diferencias entre el romancero y la décima.  Al romancero se le reconoce un carácter más narrativo y a la décima un carácter más valorativo. En el romancero se exponen los acontecimientos; en la décima se comunica el aspecto conmovedor de un suceso, ella es más lírica que épica. Tal vez esto sea muestra de una sensibilidad particular en América que la diferencia de España. No hay que olvidar que la décima latinoamericana es producto del sincretismo cultural generado por el mestizaje que tuvo lugar en los territorios hispanoamericanos. Las décimas en Hispanoamérica, sus versos y su forma de ser cantadas, son un auténtico producto local que nace de un sincretismo entre la tradición española, los cantos de labor de los esclavos africanos y la cultura indígena. Y aunque suenen a poesía antigua, los pueblos americanos hacen uso de ellas cuando necesitan comunicarse en verso, ya sea por su apego a la tradición o porque su forma sigue siendo la más apta para la expresión del sentir popular hispanoamericano.

A manera de conclusión

La décima es una experiencia colectiva: ella es la expresión de experiencias compartidas. Al tratarse de una experiencia colectiva, el papel del decimero no es el de expresar los sentimientos y talentos individuales, aun si estos están implicados, sino jugar un papel de portavoz de los valores y el sentir colectivos. Incluso en la solución de problemas colectivos, el decimero juega el rol de agente de cohesión grupal y contribuye a la toma de consciencia de diversas situaciones de la comunidad. Puede ser que a esto se deba el estatus social elevado que los pueblos americanos dan a sus decimeros dentro del grupo.

Tal vez lo que ha dado continuidad a la creación de décimas es su función pragmática. Se trata de un proceso recíproco entre la difusión de décimas tradicionales y la creación de nuevas décimas: mientras las décimas tradicionales sigan en la memoria del pueblo, se seguirán creando nuevas décimas y viceversa. En cuanto a la décima se puede decir que el momento aédico y el rapsódico coexisten: se siguen creando cientos de versos originales y se siguen transmitiendo oralmente los que fueron creados antaño. El hecho de que la décima se siga creando y transmitiendo a pesar de la difusión de la cultura pop mediática y el cambio de los tiempos ratifica su importancia para los pueblos hispanoamericanos.

 

Pour citer cette ressource :

Edna Córdoba, "El papel de la décima espinela en la cultura latinoamericana", La Clé des Langues [en ligne], Lyon, ENS de LYON/DGESCO (ISSN 2107-7029), avril 2014. Consulté le 29/03/2024. URL: https://cle.ens-lyon.fr/espagnol/litterature/litterature-latino-americaine/poesie/el-papel-de-la-decima-espinela-en-la-cultura-latinoamericana