La obra de Gabriela Mistral
Gabriela Mistral escribió mucho a lo largo de su vida, como poetisa, periodista, ensayista o corresponsal. Se dice que a los nueve años ya escribía poemas y que los leía en las fiestas de su pueblo. Durante su juventud escribió en el diario de su pueblo, Diario Elqui, algo que se consideraba provocador al tratarse de una mujer. Pero el reconocimiento lo alcanzó cuando envío a los Juegos Florales de Chile sus tres Sonetos de la muerte y que ganó el concurso. A partir de entonces sus poemas se leyeron en todo el país y a través del mundo, hasta tal punto que la primera edición de su libro Desolación fue norteamericana, al publicarse en Nueva York por el Instituto de las Españas en 1922. La edición chilena se publicó en 1923 en Santiago. Este primer libro es un grito del corazón. Como en prácticamente todos sus versos, podemos encontrar en él muchos de sus sentimientos más íntimos. La pérdida de su primer amor Romelio, que se suicidió de un disparo en la cabeza, dejándole tan sólo una carta en el bolsillo interior de su chaqueta, es un trauma para Gabriela. Los temas principales son la pasión, los celos, la muerte y la fe. En Desolación interpela varias veces al Señor, le pregunta dónde van los que se suicidan, o si pudiera retener su amor, para que pudiera seguir a su lado. En los Sonetos de la muerte dice : « Retórnalo a mis brazos o le siegas en flor », y luego « ¿Que no sé del amor, que no tuve piedad? ¡Tú que vas a juzgarme, lo comprendes, Señor! ». Este primer libro es de estilo modernista, también cultivado por Rubén Darío. Hay sonetos alejandrinos, dodecasílabos, endecasílabos y un diesílabos. Además de las referencias bíblicas hay otro elemento que siempre estará presente en la obra de Grabriela : la naturaleza. En Desolación, se representan la tierra del valle del Elqui y la ruralidad chilena. Incluso lejos de su tierra natal Gabriela seguirá pensando en ella a través de sus poemas. En 1954, cuando vuelve a Chile después de más de treinta años fuera del país, quiere volver a su tierra más que nada. Sus poemas están marcados por un hablar popular y ciertos arcaísmos. No se puede decir que su escritura sea revolucionaria a nivel formal, porque no desestructura el lenguaje, quiere ser la representante de la gente humilde, indígena, y busca una cierta depuración formal. Se dice que su poesía se parece a la de Miguel de Unamuno, por su entonación religiosa, su forma depurada, su fuerza y su tono de monólogo-conversación.
En 1938, Victoria Ocampo reúne poemas de Gabriela Mistral y publica Tala, cuyos beneficios son enviados a los niños víctimas de la guerra civil española. Este segundo libro marca una evolución en la posición de la poetisa al reemplazar el canto personal por el canto al continente sudamericano entero. Esta obra es considerada como la cumbre de su poesía. En Tala es « cuenta mundo ». Habla de los muchos países a los que viajó y designa como patria suya a toda América. Evoca la muerte de su madre, en 1929, e invoca una vez más a Cristo (« recibe a la que dio leche/ cantándome con tu salmo/ y llévala con las otras »). En Tala sus poemas sobre América representan una verdadera oda al continente. Hace referencia a lugares y personajes de la cultura indígena (los Incas, los Mayas, el Mayab, Quetzalcóatl) relacionándolos con elementos de la naturaleza (el sol, el agua, el aire, la cordillera o el mar Caribe).
En Lagar, su último libro publicado en 1954, los temas abordados son los de la muerte de su querido hijo adoptivo Yin-Yin cuyo suicidio es para ella un acontecimento tremendamente difícil de superar, pero también la guerra, la naturaleza, la tierra (el valle del Elqui, el Yucatán), la infancia (con rondas infantiles) y la locura, con una serie de poemas que forman parte de « locas mujeres ». En estos poemas sobre la locura, Gabriela revela su incapacidad a ajustarse a las normas establecidas por la sociedad de su tiempo. Hace retratos de mujeres que representan su ser y la lucha personal que lleva a cabo para seguir viviendo. Con estos poemas desvela otra Gabriela. No se trata de la Gabriela convertida en « gran madre nacional » o « mártir del amor », se trata de la Gabriela « opinente, existente y alerta » como lo dice la poeta y traductora Verónica Zondek(1). Comenta también que « estos poemas conforman una mapografía del ser femenino, y son 'retratos hablados' de mujeres, de otras que también son ella, produciendo así, de su puño y letra, una galería de figuras locas, locas de atar, porque definitivamente no corresponden a la imagen que de la mujer se espera. » En 1991 fue publicado como libro póstumo Lagar II, en el que encontramos también poemas de « locas mujeres » , sacados de los archivos y editados para el centenario de su muerte.
Además de estos tres libros que forman la parte más importante de la obra de Gabriela Mistral, se pueden destacar otros libros. Así, en 1924 se publicó en Madrid el pequeño volumen Ternura compuesto por rondas infantiles y poemas sobre las mujeres. En 1967 su amiga Doris Dana publica Poema de Chile donde evoca se regreso a su tierra natal en 1954.
Nota
(1) Verónica Zondek, « Las locas mujeres de Gabriela Mistral », Documentos Lingüísticos y Literarios, 2006
Pour citer cette ressource :
Caroline Bojarski, La obra de Gabriela Mistral, La Clé des Langues [en ligne], Lyon, ENS de LYON/DGESCO (ISSN 2107-7029), avril 2012. Consulté le 21/11/2024. URL: https://cle.ens-lyon.fr/espagnol/litterature/litterature-latino-americaine/les-classiques-de-la-litterature-latino-americaine/la-obra-de-gabriela-mistral