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«El viento conoce mi nombre» (2023) de Isabel Allende

Par Kellia Le Bras : Normalienne - ENS de Lyon
Publié par Le Bras le 19/06/2025

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[Fiche de lecture] Presentación de la novela de la escritora chilena Isabel Allende que trata de varios temas pero en particular de la violencia de las pandillas en El Salvador y de la inmigración hacia Estados Unidos.
Portada de el viento conoce mi nombre
Portada de El viento conoce mi nombre, de Isabel Allende.
Barcelona: Plaza & Janés (Penguin Random House Grupo Editorial), 2023.

La autora 

Isabel Allende es una periodista y autora chilena considerada como una de las más destacadas de América latina y la escritora viva más leída en lengua española

Nació en 1942 en Lima, Perú, de padres chilenos que se separaron cuando tenía tres años. Entonces su madre regresó a Chile con sus tres hijos (Isabel y sus hermanos) y la niña no volvió a ver a su padre. Después de unos años en Bolivia, la familia volvió de nuevo a Chile donde se quedó hasta 1975 cuando tuvo que exiliarse a Venezuela porque tras el golpe de Estado de Pinochet (1973) que derrocó al Presidente Salvador Allende —primo hermano del padre de Isabel Allende— ésta y su familia ya no estaban a salvo en su país. Allí, Allende escribió su primera novela, La casa de los espíritus (1982) que trata entre otras temáticas, de la dictadura chilena y que conoció (y sigue conociendo) un éxito internacional. Desde entonces, ha escrito obras de teatro, relatos autobiográficos y novelas, en los que se suele encontrar los temas de la lucha contra la opresión, el feminismo o la identidad hispanoamericana. Desde 1988 la autora reside en California y sigue escribiendo. Su última novela, Mi nombre es Emilia del Valle, está disponible desde el 20 de mayo de 2025. 

Isabel Allende recibió muchos premios literarios en varios países, a lo largo de los años, y cabe mencionar el Premio Nacional de Literatura de Chile, considerado como el mayor galardón de literatura de este país, que recibió en 2010. 

Entre sus obras más famosas, se encuentran La casa de los espíritus (1982), De amor y de sombra (1984), los Cuentos de Eva Luna (1989), Paula (1994), Hija de la fortuna (1998), Retrato en sepia (2000) o Más allá del invierno (2017). 

Los críticos la consideran como una escritora del posboom, es decir como una heredera de los escritores del boom latinoamericano, que tuvo lugar durante los años 1960 y 1970, en el cual muchos autores como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Carlos Fuentes o Mario Vargas Llosa conocieron un éxito internacional gracias a sus obras que testificaban de una verdadera identidad literaria latinoamericana (por ejemplo con la importancia del realismo mágico). La generación del posboom se caracteriza también por el hecho de que sigue promoviendo la literatura latinoamericana a nivel mundial. Pero se puede decir que sus novelas, en reacción al boom, tienen un estilo más realista, aunque La casa de los espíritus ha sido considerada como influenciada directamente por Gabriel García Márquez y el realismo mágico. 

Resumen 

La novela contemporánea El viento conoce mi nombre de Isabel Allende publicada en 2023 ((Todas las citas provienen de: Allende, I. (2023). El viento conoce mi nombre. Barcelona: Plaza & Janés (Penguin Random House Grupo Editorial).)) trata de varios temas como el exilio, la inmigración hacia EE. UU. y el papel de las mujeres en este contexto, así como las violencias que sufren. Su estructura polifónica permite realzar varias historias que dan diferentes puntos de vista sobre el exilio y la inmigración y al mismo tiempo poner de realce protagonistas femeninas. 

En El viento conoce mi nombre, el lector se topa primero con el personaje de Samuel Adler, un niño de una familia judía de Viena enviado a Inglaterra en 1938 cuando las violencias contra los judíos se vuelven terribles a medida que el partido nazi toma el poder en Austria también. El lector descubre entonces la vida de Samuel después de abandonar su país de origen y durante los años que siguen. 

Años más tarde, cuando Samuel vive en  California, seguimos el punto de vista de tres personajes femeninos diferentes: Leticia, primero, una mujer que se fue a EE. UU. con su padre cuando era niña, después de la masacre de El Mozote en El Salvador, y que trabaja para Samuel; Selena, una joven que trabaja para ayudar a los hijos de inmigrantes ilegales separados de sus padres al llegar a EE. UU.; y Anita, una niña salvadoreña separada de su madre nada más cruzar la frontera con EE. UU. y de la que van a cuidar los demás personajes. A lo largo de la novela y a través de las diferentes historias y puntos de vista de estos personajes, la autora crea un relato que desvela las condiciones de vida difíciles que sufren los inmigrantes menores en EE. UU., pero también las violencias contra las mujeres en América latina y las causas que las impulsan a querer abandonar su país. 

El lector se topa también con otros personajes femeninos, como Nadine, la mujer de Samuel que descubrimos más tarde en el relato, las mujeres de la familia de Selena (su madre, abuela y bisabuela), la taxista salvadoreña llamada Lola, que muestran ejemplos de mujeres fuertes que saben lo que quieren, mujeres que actúan. Paralelamente, los personajes de Rachel, la madre de Samuel, o Marisol, la madre de Anita, son figuras de mujeres que sufren violencias y que intentan salvar a sus hijos. La polifonía de la novela favorece así la afirmación de la fuerza y de la resiliencia de las mujeres y al mismo tiempo la denuncia de las violencias que sufren, lo que cumple con el compromiso feminista de la autora. 

En fin, gracias a un efecto de espejismo entre los diferentes personajes en la propia estructura del libro con sus diferentes capítulos escritos desde varios puntos de vista, el relato pone de manifiesto el paralelismo de las historias de Samuel y Anita y estudia así el impacto del exilio y del estado de huérfano en los niños que conocen semejantes situaciones. El hecho de que ambos personajes han vivido esto a una muy temprana edad subraya el impacto de la huida, de los temores y sufrimientos que implica, y de la separación con la familia sobre los menores que se ven obligados a vivir esto. 

Finalmente, y pese a todo eso, la novela trata también del tema de la familia encontrada y de cómo superar el duelo y la violencia gracias al amor. 

Toparse con lo mágico en la realidad o cómo superar el dolor y el duelo 

Muchos han calificado otras obras de Isabel Allende como pertenecientes al realismo mágico por la presencia de elementos irreales en su escritura. En El viento conoce mi nombre, la escritura parece bastante realista. Sin embargo, la autora incluye adrede algunos elementos que podemos considerar como imaginarios a lo largo del relato. 

El realismo mágico, que era un movimiento pictórico antes de ser un movimiento literario, fue crucial en el boom latinoamericano y por eso, todavía forma parte de la identidad literaria de muchos textos latinoamericanos. Podríamos definirlo como un movimiento cuyas características son la mezcla de lo real y de lo irreal, la ambigüedad, la preocupación por el estilo y la suspensión del tiempo. No se trata de fantasía ni de inventar mundos imaginarios sino de adentrarse en la realidad para arrojar luz en lo que todavía encierra de misterioso. Paralelamente, cabe mencionar también el fantástico definido por Todorov durante el siglo XX en su Introduction à la littérature fantastique ((Todorov, T. (1970). Introduction à la littérature fantastique. París: Éditions du Seuil.)) que implica la aparición de fenómenos inexplicables de los que el lector o los personajes del texto pueden dudar. Así, podemos analizar algunos elementos de la obra de Allende tomando en cuenta estos dos aspectos. 

Primero, Dora, la abuela de Selena, es una vidente en la novela. En efecto, dice que puede ver y hablar con los espíritus de los muertos, y gracias a ella, los demás personajes empiezan a entender que probablemente la madre de Anita ha muerto. A lo largo del relato, nadie pone en tela de juicio su habilidad, ni siquiera Frank cuando viene a visitar a la familia de Selena. Esto implica que los espíritus existen y que pueden comunicarse con algunas personas lo que nadie cuestiona tampoco. Además, el personaje de Dora está plenamente integrado en la sociedad, otros le piden ayuda para comunicarse con personas fallecidas, y se le reconoce este don como si fuera algo banal. De hecho, forma parte de la realidad de los personajes, de allí cierto realismo porque no se cuestiona, pero resulta mágico ya que no se puede explicar: constituye una característica del realismo mágico porque muestra que, en la novela, la gente no rechaza esta dimensión mágica y entonces el lector no la cuestiona tampoco. 

El sentido de la vista es bastante importante en la novela con la abuela, pero también en contraste con la ceguedad de Anita, y con esta posibilidad de ver más allá de las fronteras del mundo físico, se ve también el realismo mágico. Remite también al epígrafe de la novela, una cita de Antoine de Saint-Exupéry en El Principito: “He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo se puede ver bien con el corazón; lo esencial es invisible para los ojos”. Así lo de la vista introduce lo irreal gracias al contraste entre ver (o no poder ver) lo que compone nuestra realidad física, y lo que está más allá de ésta. La cita sacada del Principito nos recuerda entonces que lo importante no se ve con los ojos, como el amor, pero es real. 

Después, dice que la ve de vez en cuando y que la ayuda, lo que añade una dimensión algo irreal, puesto que la angelina sólo existe en el punto de vista de la niña, que contrasta con sus explicaciones racionales para probar la existencia de tales seres y demostrar su papel. 

Mirá, Claudia, anoche, cuando vos estabas durmiendo, vi a mi angelina de la guarda. Es chiquita. Yo creía que los ángeles y angelinas son personas muy altas en camisas de dormir con alas grandes de plumas, como los de la iglesia, pero no son así. Son más o menos del tamaño de un perico. Mi angelina tiene alas chiquitas y transparentes como ventanas, hay que fijarse para verlas, y no tiene aureola de oro, tiene una antena en la cabeza terminada en una sola pluma, como la cola del togoroz, y con eso habla, porque no tiene boca. Pude verla, porque las angelinas y los ángeles no se miran con los ojos sino con la mente, no importa que yo sea un poco ciega, igual pude verla perfectamente, estaba al lado de mi cama, toda blanca, hasta el pelo lo tenía blanco, como una nube. Me acuerdo de las nubes, no se me han olvidado. Me dio miedo al principio, pero cuando me dijo que era mi angelina se me quitó el miedo. Me habló con palabras calladas, palabras en mi cabeza, por eso nadie más las oyó, los otros niños siguieron durmiendo y vos también. 

Me dijo que todas las personas, absolutamente todas, tienen su propio guardián. (p. 139-140)

Anita es la única persona que puede ver a la angelina de la que habla en este fragmento, como si la ceguedad permitiera ver otras cosas que las físicas. Como lectores, no sabemos si es real, pero no importa porque el texto no nos invita a hacer esta pregunta porque ningún personaje lo cuestiona tampoco: las angelinas como su hermana fallecida forman parte de su realidad. Además, el hecho de que Anita utiliza plurales para describir a los ángeles y después un giro universal con la frase “Me dijo que todas las personas, absolutamente todas, tienen su propio guardián”, nos hace pensar que es lógico, el lector no lo cuestiona y le parece casi evidente. Es sorprendente, pero real para la niña y en esta dimensión onírica, podemos identificar aspectos del realismo mágico. Así, lo que puede aparecer primero como algo fantástico se revela realmente implantado en la realidad de los personajes y no provoca miedo o duda: es realismo mágico. 

Estos elementos de realismo mágico sirven de cierta manera para ayudar a Anita. En efecto, dice que su angelina va a permitirle reunirse con su madre, y ésta y Claudia son presencias que le permiten no sentirse demasiado sola o aislada. Mediante la introducción de este aspecto mágico, la niña lidia con la ausencia de su madre. 

El amor y lo mágico permiten a los personajes superar el duelo y sus sufrimientos y formar por fin una familia al final de la novela, aunque no tengan la misma sangre. Más vale ser ciego y amar que ver sin amar. Finalmente, estas habilidades mágicas constituyen una posibilidad y forman parte de la realidad de los personajes. Los lectores no dudan de ello, no es el objetivo de la novela. Los elementos que parecen dar un matiz de realismo mágico al relato sirven en realidad para insistir en la importancia del amor en la adversidad y en cómo puede ayudar a cada uno a superar los dolores y sufrimientos de terribles experiencias como el exilio y pérdida de seres queridos. 

La denuncia de la violencia en América central 

La denuncia de la violencia o del autoritarismo es casi omnipresente en las obras de Allende, y no falta en El viento conoce mi nombre. Gracias a la estructura polifónica de su novela, da cuenta de manera conmovedora de los motivos que llevan a miles de personas cada año a abandonar su país de origen en América central: la violencia. 

Esta denuncia va reforzándose a lo largo de la novela a medida que Anita comparte su experiencia y sobre todo gracias a lo que cuenta Selena. En el segundo capítulo narrado desde su punto de vista, Selena y Frank viajan a El Salvador para intentar encontrar a Marisol, la madre de Anita. A través de unas cuantas páginas, la autora nos hace descubrir en qué medida los salvadoreños (y por extensión, los habitantes de América central) padecen de la violencia omnipresente en su país. El lector puede entenderlo paulatinamente hasta el clímax de la violencia al final del relato cuando descubrimos lo que le pasó a la madre de Anita a través de la narración de dos personajes que viven en Estados Unidos. 

Este punto de vista estadounidense permite acompañar al lector, y especialmente al lector norteamericano o extranjero, tras descripciones y explicaciones de la vida en Centroamérica, de la violencia y de las pandillas, que no necesitarían lectores latinoamericanos. Recordamos que, dado su fama, los libros de Isabel Allende deben ahora dirigirse a un lectorado internacional que tal vez no sepa todo lo que pasa en América central o incluso en América latina, aunque sus libros suelen transcurrir en dicha zona geográfica. Las diferentes focalizaciones permiten el establecimiento de un punto de vista exterior sobre la violencia en Centroamérica antes de provocar su evolución y la toma de conciencia que implica, lo que da también al lector un retrato más matizado de esos países. Así, en el capítulo que nos cuenta el viaje de Selena y Frank a El Salvador, el punto de partida de la consideración de la violencia allí es el punto de vista de un personaje estadounidense que nunca fue a América latina fuera de Costa Rica. 

Para Frank era una aventura. Antes de conocer a Selena sabía muy poco de Centroamérica; era un lugar en el mapa remoto y misterioso. Las noticias de esa región eran casi siempre malas: revoluciones, guerrillas, sangrientas dictaduras, matanzas, guerra civil, corrupción, tráfico humano, drogas y en años recientes las bandas criminales como la Mara Salvatrucha. No diferenciaba entre un país y otro, le parecían todos más o menos iguales. (p. 186)

Franck no parece tomar en serio la situación dramática de Centro América. Para él son sólo noticias de prensa y su viaje a El Salvador es como una “aventura”, como una semana de vacaciones. Pero se va haciendo una idea más precisa de la situación cuando su amigo Phil Doherty, un alto funcionario, le dice: 

La gente se va por falta de oportunidad, pero sobre todo por la inseguridad. El país tiene la mala fama de ser uno de los más violentos del mundo. No han podido controlar a las pandillas, los traficantes y los narcos. (p. 214)

Así, el viaje a El Salvador ya no es una “semana de vacaciones” y lleva a Frank a entender la situación real en este país tras la descripción que hace Doherty. La violencia y las actividades ilegales son omnipresentes. Selena y Frank, como el lector que no lo supiera, toman cada vez más conciencia de la gravedad de la situación y del carácter agobiante de la violencia y de la corrupción en El Salvador. Este crescendo a lo largo del capítulo acaba finalmente con las palabras del tío de Anita, Genaro Andrade que insiste en su omnipresencia: 

El tipo era peligroso, les dijo, estaba metido hasta el cuello en la corrupción y en negocios turbios, tal como antes lo había estado su padre. 

[...] Después de que lo despidieran de la policía, consiguió empleo en una agencia de seguridad privada, como tantas que proliferaban en el país donde trabajó un par de años, hasta que hubo una investigación criminal contra esa agencia: era una pantalla para tráfico de gente y de armas. (p. 216)

Mi hermana se enteró por casualidad de que Gómez está metido con unos militares para vender armas del ejército a una de las maras. Hasta en eso hay corrupción. (p. 217-218)

Pese a todo eso, la autora matiza esta representación para intentar esbozar un retrato fiel a la realidad de El Salvador. En efecto, aunque la violencia y las pandillas estén por todas partes, la novela muestra el coraje y la resiliencia de los salvadoreños que no ceden todos a la corrupción y a los tráficos, pese al contexto difícil. Lo muestra por ejemplo a través del personaje de Lola, la taxista, que dice en el mismo capítulo: 

Se habla mucho de la inseguridad, es lo único que publica la prensa, por eso pareciera que estamos en manos de las maras y los narcos, pero eso es exagerado ─dijo Lola─. Aquí vivimos tranquilos y lo pasamos bien. Somos gente alegre, nos gusta bailar y cantar. Nos ayudamos unos a otros y velamos por la familia. [...] Es una lástima que mi país tenga mala imagen afuera. Cualquier salvadoreño sabe cuidarse, sabe adónde se puede ir y a qué horas, sabe evitar lugares peligrosos y gente sospechosa. (p. 190)

 

Para concluir, la novela de Isabel Allende presenta una estructura polifónica que crea un efecto de espejismo o de paralelismo entre diferentes personajes oriundos de varios continentes y nacidos en épocas y contextos aparentemente muy lejanos para proponer un relato que trata del exilio y de su impacto en los niños, así como de la violencia en la América latina actual. La dimensión de realismo mágico reafirma por otra parte la identidad latinoamericana de la novela —aunque los temas tradados son universales— y sirve su objetivo de mostrar que se puede superar el dolor gracias al amor. 

Notas

Pour citer cette ressource :

Kellia Le Bras, El viento conoce mi nombre (2023) de Isabel Allende, La Clé des Langues [en ligne], Lyon, ENS de LYON/DGESCO (ISSN 2107-7029), juin 2025. Consulté le 20/06/2025. URL: https://cle.ens-lyon.fr/espagnol/litterature/litterature-latino-americaine/bibliotheque/el-viento-conoce-mi-nombre-2023-de-isabel-allende