Entrevista con Mariluz Suárez
Acogida
Philippe Dessommes: Mariluz, te propongo abordar la personalidad de Saúl primero a través de su actividad de escritor – me refiero a la composición literaria – para luego ir ampliando hacia la relación con su público y la dimensión del hombre público. Tu propia condición de compañera de vida y escritora hace inapreciable todo lo que nos puedas decir al respecto. Ya que Saúl no dejó nunca de escribir desde que estuvo enfermo en cama cuando tenía 12 años, podemos empezar con la vieja pregunta que Julien Gracq hacía en En lisant, en écrivant, ya en 1980, con 70 años, tildaba de “pérfida"((En lisant en écrivant, José Corti, Paris 1980, p. 143.)): “¿Por qué escribimos los escritores?” Y recordaba a continuación que la motivación podía variar a lo largo de una vida de escritor…
Mariluz Suárez: Saúl no tenía un horario fijo para escribir, pero cuando decidía hacerlo, era a mano, no en computadora, en un cuaderno y allí corregía el texto. Alguna vez durante el último año lo empezaba a hacer directamente en la máquina. La relación con su público era siempre cordial y respondía a todo tipo de preguntas, algunas reiterativas. Respecto a la razón por la que escribía, siempre respondía que lo hacía porque sentía la necesidad de hacerlo. La dimensión de hombre público era algo que no le interesaba, sí disfrutaba, por ejemplo en Medellín, en el festival que la gente lo llamara por su nombre en la calle pero prefería pasar desapercibido y no llamar la atención.
P.D.: En otra conversación, me has dicho que Saúl era bastante secreto en cuanto a la obra que escribía, y que sus sesiones de escritura eran como “encerronas” que para nada quería que se interrumpieran. Se entiende que esas encerronas eran sobre todo intelectuales, lejos de ese “mundanal ruido” que describes, y lo relacioné con lo que decía María Zambrano en un artículo de la Revista de Occidente de 1933: “Escribir es defender la soledad en que se está, es una acción que sólo brota desde un aislamiento efectivo, pero desde un aislamiento comunicable, en que, precisamente por la lejanía de toda cosa concreta, se hace posible un descubrimiento de relaciones entre ellas”.
Tradición y/o innovación
P.D.: Mientras más leemos la obra de Saúl, más ricas y variadas aparecen las fuentes de las que abreva, como en un acervo clásico, transfronterizo y universal, desde los presocráticos hasta Guimaraes Rosa, Pessoa, Basho y Mishima, Gilgamesh, la corriente espiritualista de la India, una vertiente de la poesía amatoria árabe y claro, la literatura de compromiso político. Sin olvidar a Mario Benedetti y Alfredo Lepera… ¿Es correcto pensar que Saúl quería inscribir su obra en una tradición como quien inserta un nuevo eslabón en una cadena, o hace un nuevo injerto en una rama de su dilección? Si es así, ¿cómo formular esa relación con la tradición que lo pone a salvo de la dispersión?
M.S.: Tenía como costumbre leer todos los días alguna (s) página(s) de El Quijote antes de dormir y "recitarme" la carta de don Quijote a Dulcinea: "Soberana y alta señora...” Durante el día había unas horas dedicadas a la lectura en la mañana y casi siempre incluía la lectura de poetas griegos o latinos y todo lo que encontraba sobre religiones. Era un tema que mucho le interesaba, incluso leía El Corán, lo terminaba y volvía a empezar, al igual que El Quijote.
Me parece que es adecuada la idea de ser un eslabón más en una cadena pues, aunque tenía muchos intereses, no se dispersaba, había un camino fijo que seguía y al llegar a su meta, empezaba otro.
¿Cómo escribía Saúl?
P.D.: Las dos preguntas anteriores, confieso haberlas hecho con una idea segunda, que brota de la relación de amistosa confianza que hubo entre nosotros: en varias ocasiones, Saúl me dio la impresión de escribir bajo presión. Hortensia Carrasco, en su libro Semblanza de un poeta, habla de «furia escritural». Yo lo percibo más bien como una erupción peleana, igual que un proceso cumulativo y de maduración que desemboca de repente en un proceso más bien jaculatorio. Buen ejemplo podría ser Verano violento, que escribió en apenas un mes, y que yo traté de traducir en un proceso similar, a medida que me iba mandando las piezas que componía. Y también, en otro género, Sangre en el sur y Porca miseria, escritos en pocas semanas. ¿Qué puedes decirnos de lo que viste o percibiste de su actividad escritural?
M.S.: Creo que el término utilizado por Hortensia hace referencia a la cantidad de libros publicados y a esa facilidad para sentarse a hacerlo. Alguna vez le pidieron escribir algunas líneas sobre frutas y verduras para publicar un almanaque, se sentó a comer y al terminar ya tenía en su mente los poemas, que envió esa misma tarde.
P.D.: Que yo sepa, la obra de Saúl no incluye ningún Arte poética general de tipo “manifiesto”, poco compatible con su anti-dogmatismo. Lo que sí encontramos son notas redactadas por el “auctor” con el fin de echar una luz sobre momentos y circunstancias particulares de su labor de poetización del mundo. Se trata en esas notas de describir o comentar la materia constitutiva e incierta de una obra particular, o de explicar en qué medida en el conjunto de poemas que tenemos entre manos cuaja una experiencia poética((Por ejemplo, en El escriba de pie, justifica el libro en unas palabras liminares (con el título « comentario menor »), por la tentativa de demostrar la existencia de « hentropiones » ; también dice en la declaración liminar de Juntaversos que el poeta es un mero « pepenador de metáforas » y que « la poesía es obra trabajada por todos, « non par un ».))(o un compromiso sociopolítico((En Perro de soledad, la « anotación innecesaria » devela la búsqueda de una « verdad propia y a compartir » en un poeta cánido consciente de enfrentarse « al olor de abandono, al rastro de la decepción, a las podredumbres de la injusticia, a la hedionda dinámica del desprecio, a las mediocres imágenes cotidianas, a la multiviolencia sin término de cada día, al infra-amor del orgasmo sin destino » etc. Esa verdad es el « Verbo natural, el « canto del mundo » que el sistema capitalista salvaje quiere asesinar para todos los siempres. »)). Incluso hay un poema de Versos al aire titulado “Ars poética 2010” que manifiesta también una reflexión circunstancial sobre la poesía. Sin embargo, Saúl escribió en noviembre de 2017 – y mandó a algunos interlocutores y amigos suyos – lo que aparenta ser el primer eslabón de una reflexión escrita sobre la poesía en general. Este primer texto, “Poesía 1”, viene desvinculado de cualquier corpus de poemas, y consiste en una interrogación sobre lo que ya no puede y todavía puede ser la poesía hoy por hoy.
Para ti, ¿esto significa que Saúl se orientaba últimamente hacia una poesía más elitista, y mucho más internacionalista?
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En cualquier caso, ¿qué intención o disposición sabes tú que podía traducir esa declaración general?
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Y finalmente, ¿sabes si Saúl siguió con esa reflexión en otros escritos?
M.S.: Respecto a una definición de la poesía o su poesía, siempre hacía frases al respecto, tanto en broma como en serio, pero en su escritura creo que sí hubo siempre una intención de definir y definirse. No considero que su punto de vista fuera elitista pues su visión era siempre hacia un trabajo de equipo, incluyente.
Sí creo haber visto reflexiones a ese respecto en otros libros. Incluso le gustaba escribir sus propios prólogos, firmando como EL AUCTOR y sí había un deseo por recibir las colaboraciones de otros respecto a su trabajo para constatar que pensaban como él, no necesariamente esperando recibir elogios.
P.D.: En la página dedicada a Saúl del sitio Web “Palabra virtual”, hay una entrevista en que enumera una lista increíble de poetas a los que admiraba más. Pero ¿con cuáles se codeaban Ustedes?
M.S.: A mí me tocó presenciar la relación de Saúl con Benedetti, con Cardenal, con Gelman, Boccanera, desde luego. Mexicanos: Huerta, a quien yo no conocí, Thelma Nava, Langagne, Sergio Mondragón. Con Galeano alguna vez nos encontramos en Montevideo, con Rojas (chileno) una vez en un aeropuerto, con Zurita. Y él me contaba de conversaciones con Carpentier en Coyoacán, una vez que fue a México, y con García Márquez en la Feria de Frankfurt, así como con un ruso muy importante que ya murió.
Sobre el activismo editorial: el caso de Sangre en el Sur
P.D.: En la introducción del libro de Hortensia Carrasco Semblanza de un poeta, la autora advierte que Saúl quedó excluido de los grandes sellos editoriales de México por «negarse a complacer al sistema o a seguir con la línea que dictan algunas casas editoras». Y es verdad que, aunque varias novelas que escribió parezcan centrarse en la historia de su familia o en la de la frontera entre Uruguay y Brasil, trascienden con creces el ámbito que parecen describir o evocar gracias a una dosis subversiva altamente solidaria con las capas sociales que sufrieron el “gran cambalache” histórico. En el caso específico de Sangre en el sur, la introducción de Cecilia González a nuestra edición bilingüe es esclarecedora al respecto. Mi pregunta es doble:
¿Cómo veía Saúl la recepción de sus libros en la prensa o en las presentaciones públicas?
M.S.: A Saúl realmente no le interesaba mucho la recepción de su obra en las presentaciones ni en la prensa. Lo que él siempre pedía (dicho a mí) eran lectores y creo que en eso sí tuvo mucha suerte. Se le castigaba en la prensa, por lo que tú dices, no hacía ningún tipo de concesiones. En cuanto a los libros de otros autores, nunca presentó un libro que no hubiera leído, como sé que pasa a veces, y nunca se presentó a dictaminar un premio del que había sido jurado sin haber leído hasta la última línea. Fui testigo de muchas noches sin dormir pues tenía que terminar la lectura, hasta el momento en que sus ojos ya no respondían igual y ya dejó de aceptar ser jurado de premios.
P.D.: Tomo del librito de Mario Benedetti Variaciones sobre el olvido su escepticismo ante la declaración de Milan Kundera según la que limita su escritura “al placer de contradecir”. ¿Qué hubiera dicho Saúl si le hubieran acusado de contradecir por gusto?
M.S.: Me parece que Saúl nunca contradijo por gusto, y sí estaba en desacuerdo con muchas cosas, pero generalmente explicaba y sustentaba su postura.
P.D.: La adhesión del público ¿lo ayudó a evitar las tentativas de ninguneo de que suelen ser objeto los que se apartan de la literatura “rentable”?
M.S.: Sí, él encontraba gran gusto en tener sus seguidores, incluso en algunas editoriales se quejaban de que iba mucha gente a sus presentaciones, pero no compraban libros. La realidad es que muchos de sus alumnos y seguidores no tenían los medios para comprar libros. A veces se reunían varios y entre todos compraban uno o Saúl les bajaba el precio o se los regalaba.
P.D.: ¿Cuál fue el papel de los uruguayos radicados en México? (Eduardo Milán, poeta y crítico; Llalume González León, hija de Sara y Roberto Ibáñez, poetas.)
M.S.: Con Llalume sé que tuvo una amistad, con Milán los vi saludarse en algunas ocasiones y conversar amablemente pero sí hubo una gran distancia entre uno y otro pues sus posturas ante el ambiente eran muy distintas. Por ejemplo, Saúl aceptaba hacer infinidad de cosas sin cobrar y parece ser que Eduardo Milán no aceptaba tan fácilmente; (espero no cometer una indiscreción con este comentario). Pero debo decir que leía mucho a sus compatriotas, siempre con respeto y admiración. A todos los Conosureños de distintas épocas.
P.D.: ¿Qué significó para él ser galardonado con el premio Pellicer de poesía en 2002?
M.S.: El premio Pellicer fue algo inesperado y disfrutó mucho el viaje a Villahermosa, Tabasco, la compañía, las ceremonias y todo lo que vivimos en esa ocasión, pero siempre decía que los premios no hacen que el poeta sea un mejor poeta. Te cuento que el día que llegamos a Tabasco se encontró en la calle a un poeta muy amigo suyo del tiempo del exilio, eso lo llenó de alegría.
P.D.: ¿Hasta qué punto eran similares o distintas las reacciones de los editores y del público en Uruguay y en México?
M.S.: La relación con editores en Uruguay era muy distinta que en México, generalmente en Uruguay hay que pagar porque se publique. En México tuvo un poco de mejor suerte, igual que en otros países, y el contaba que sus primeras publicaciones, incluso tuvo que pagarlas él mismo y venderlas casa por casa, pero eso nunca le molestó. Cuando llegaba alguna revista o noticias de una publicación suya, recibía la noticia con muchísimo gusto, pareciera que fuera la primera vez, eso es algo que yo disfrutaba mucho, hacía copias, les contaba a sus alumnos, enviaba fotocopias a su familia y casi siempre daba las gracias al editor, eso era muy lindo.
Respecto al público sí reconozco que hay una diferencia grande. En Uruguay el público en su mayoría ha leído al autor, es un público que hace comentarios interesantes y si algo no le parece lo dice y sostiene, cosa que a mi me sorprendió mucho y la primera vez lo sentí agresivo. Pero... no compran libros. En México, en general, hacen preguntas tontas, repetitivas y generalmente no conocen mucho al autor, pero compran un poco más los libros y sienten gran satisfacción de recibir la firma y dedicatoria del autor. Esto es en general, pues desde luego que hay excepciones.
El trauma de la violencia contra su persona
P.D.: Sangre en el Sur evoca acontecimientos personales y colectivos que precedieron y acompañaron la dictadura cívico-militar uruguaya (73-85). Se hace a través de un monólogo al que se puede atribuir una función catártica similar a la de un sicoanálisis, y a través de varias memorizaciones que mantiene el narrador con un periodista mexicano. Siendo híbrido el género de este libro escrito en el otoño 2006, ¿podrías decirnos si Saúl, cuando decidió escribir el libro, trabajó a partir de recuerdos y de la pura introspección o si había llevado a cabo una encuesta que completara su propia experiencia?
M.S.: La escritura de Sangre en el Sur fue un poco problemática. Saúl empezó el trabajo, con una idea ya clara de entrevistado y entrevistador, entiendo que, a partir de recuerdos, hilando las ideas con sumo cuidado, pero... perdió en la computadora casi la totalidad del trabajo. Fue muy desagradable que sucediera esto, pero unos días después decidió escribirlo de nuevo. Él me decía que era otro libro, pero igual se sintió muy contento al terminarlo.
P.D.: ¿Existen asociaciones de exiliados uruguayos en el DF? (Entre 1975 y 1985, se exiliaron unos 123.000 ; en el año 2000, 1300 radicaban en México. Hoy, son unos 12.000, lo cual significa que los exiliados políticos suponen el 11% del total). ¿El papel de la embajada de México en el 76 dejó huellas?
M.S.: Respecto a asociaciones de exiliados, como tal, creo que en México no existen. Sin embargo, hay un grupo numeroso de militantes del Frente Amplio que están en todo el país, ahora tienen uno o varios "chats" y están en continua comunicación.
El papel de la embajada de México en Uruguay sí dejó hondas huellas, se han escrito artículos, incluso una obra de teatro y un libro sobre la estancia de los uruguayos en la embajada. Se hizo una estatua agradeciendo al embajador, está en Montevideo. Se agradeció al presidente Salinas -durante un viaje a Uruguay- la ayuda recibida en esos años, y en diversas reuniones de uruguayos me tocó escuchar recuerdos, anécdotas y narraciones respecto a esos días juntos, siempre con mucho respeto y agradecimiento.
P.D.: Asimismo, ya que el narrador se encuentra exiliado en el D.F., ofrece comparaciones y juicios que arremeten directamente contra la realidad mexicana. En México hay una literatura extremadamente irónica, despiadada con los pudientes de toda calaña, a veces feminista por si fuera poco (pienso por ejemplo en el Paseo de la Reforma de Elena Poniatowska, o en Las reinas de Polanco de Guadalupe Loaeza). ¿Te parece correcto ver en Sangre en el Sur la prueba de la voluntad de Saúl de intervenir en la vida pública mexicana, como ciudadano cabal, en pie de igualdad con otros intelectuales?
M.S.: Respecto a la intervención de Saúl en la "vida mexicana", siempre cuidó de no hacer comentarios en público. Una vez que recibió la ciudadanía, sí externaba su manera de pensar y, desde luego, hay innumerables cosas con las que no estuvo nunca de acuerdo. Lo que siempre me llamó la atención es que nunca lo escuché hacer comparaciones con Uruguay ni con otros países. Simplemente decía lo que no le parecía correcto, incluso en otros países y hacía elogios también de lo que le parecía positivo para el lugar. Por ejemplo, hicimos una visita a una comunidad en el Estado de Veracruz, cerca de la frontera con Tabasco. Fuimos en un autobús, los niños de la escuela subían al autobús y se les contaban cuentos o se leía poesía. Estuvo tan contento que solicitó a las autoridades en Villahermosa que se hiciera esa actividad en más municipios y con mayor frecuencia.
P.D.: Sabemos que Saúl se adhirió al Partido comunista de Uruguay y que lo pagó a precio de arresto, tortura y exilio, triple trauma de imposible cicatrización. Pero no parece ajustarse con frecuencia a un dogma o ideario, ni al escribir, ni al manifestar públicamente su opinión. Su adhesión parece ser una expresión de solidaridad con los sufrientes, con las víctimas del salvajismo moderno bajo todas sus formas, pero nunca va en contra de su expresión verbal, franca y directa((Francesca GARGALLO, “Saúl Ibargoyen, poeta de una tímida y desmedida erótica de la verdad”, conferencia leída en el ciclo Protagonistas de la literatura mexicana, organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes, y realizado en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, Ciudad de México, D.F., 28 de marzo de 2010.)). Por ejemplo, se ve cuando denuncia desde Caracas la corrupción en México (“Todos adentro”, 6 de julio 2016), la represión contra los maestros de Oaxaca, los asesinatos de periodistas al tocar ciertos temas culturales, o también mediante la necesidad de poner el tema del petróleo de Venezuela cuando todos saben que los que se roban los “millardos” hoy ya no son Carlos Andrés Pérez y sus amigotes. Pero ¿qué incidencia tuvo en la vida de Ustedes dos?
M.S.: La temática exilio, tortura, dictadura, etc. prácticamente no la tocamos. Yo pude intuir, a través de sus escritos y las conversaciones con amigos y exiliados o personas que salieron de Uruguay y volvieron, algunas cosas al respecto. Por ejemplo, se hicieron durante largo tiempo reuniones del FA en nuestra casa, yo no participaba, pero pude escuchar las conversaciones y algunas veces se tocaron esos temas. En reuniones de amigos en Uruguay también me tocó escuchar conversaciones. Sin embargo, yo nunca me atreví a preguntarle directamente sobre ello pues me parecía que fue una etapa muy dolorosa de su vida. Siempre estuvo en terapia: yo no sé si el haber estado alejado de sus hijos es algo que realmente pudo superar. Tal vez habría que preguntar a su terapeuta si lo logró.
Reconocimiento de la obra de Saúl Ibargoyen
P.D.: Mariluz, tú eres autora de varias obras teatrales. Tu homenaje de escritora ha consistido en escribir una obra teatral. ¿Quieres decirnos algo de la misma?
M.S.: La obra a la que haces referencia, Un día más, la escribí hace muchos años. Él me contó que cuando llegaron a México, todos los intelectuales tenían que cumplir con un programa llamado "cultura para todos" o algo así que implementó el gobierno del presidente Echeverría, desde luego que se les pagaba y se les atendía muy bien, pero había que hacerlo. Él fue a una pequeña comunidad en el estado de Chihuahua a hacer una lectura de poesía en un Hospital, en la sala de urgencias. La narración me pareció altamente teatral pues no era el lugar adecuado para una lectura frente a los sufrientes o accidentados pacientes en espera de ser atendidos. La escribí y a él le gustó mucho. El año pasado en la Feria del Libro de Pachuca me pidieron si tenía alguna obra dedicada a Saúl, curiosamente descubrí que nunca se había publicado. Hubo que hacer una edición corta y apresurada para poder tener un libro que ofrecer pues se trataba de una Feria de Libro. Salió muy bien, al público le gustó y logramos cumplir con el cometido.
P.D.: Del 19 al 22 de junio de este año, tuvo lugar en la conurbación uruguayo-brasileña de Rivera - Santana do Livramento - un festival poético-musical dedicado a la obra poética de Saúl. Es una magnífica manera de reforzar, en ese espacio históricamente movedizo y poroso, la existencia de una cultura y una lengua específicas que él supo captar y fecundar en parte de su obra. ¿Tuvo Saúl alguna noticia de la creación de ese festival?
M.S.: Desgraciadamente Saúl no supo de este festival. Le hubiera encantado pues esa frontera fue un lugar emblemático para su vida. La idea surgió después de su fallecimiento, aunque los organizadores tenían ya tiempo, varios años, tratando que Saúl fuera a dar algunas charlas y a hacer lecturas en esa zona. Los últimos dos años que fuimos (2017 y 2018) insistían en que hiciéramos el viaje. Por desgracia, son vacaciones y feriados por Navidad y el tiempo adecuado es noviembre o marzo, y hay que planearlo muy bien para que asistan los alumnos y el público en general. Tratamos de ajustar fechas, pero no se pudo.
Fue un festival muy hermoso, en español y portugués, y algunos de los poetas y músicos participantes no conocían su obra, así es que eso también valió la pena.
Despedida
La verdad es que, puestos a convocar el simbolismo animal, prefiero compartir contigo una frase de Proust de un inédito que Luc Fraisse acaba de publicar en la editorial De Fallois, porque me hizo pensar en Saúl a pesar de contextos tan distintos, y creo que le hubiera gustado al ave de altos vuelos que era: “Car [Dieu] ne permet pas que les hirondelles, les albatros et les autres petits chanteurs meurent de souffrance et de froid sur la terre qu’ils habitent. Mais quand le froid va les saisir il leur met dans le cœur le désir d’émigrer afin qu’ils ne manquent point à leur loi qui n’est pas tant d’être fidèle au sol que de chanter.” (Le mystérieux correspondant, p. 136) Así que terminaré esta evocación laica haciendo votos porque el poeta siga cantando a través de los que lo conocen y lo leen, por no hablar de los que lo traducen a otras sonoridades.
Para terminar, yo te diría también retomando la frase de Proust que Saúl decidió emigrar hacia el Paraíso de los Poetas, es donde yo lo ubico, creo que lo que está pasando en nuestro mundo, en este momento, le hubiera causado una gran decepción. Él imaginaba el futuro con una porción no solo de adelantos y mejoras, sino con un avance también en el ser humano, y realmente creo que no estamos avanzando mucho a ese respecto. La ecología era también algo que siempre lo obsesionó. En fin, ante las múltiples reflexiones a las que he tenido que llegar durante todo este año de su ausencia, hay una que no es bella, pero me da tranquilidad. Pienso que su despedida no fue muy larga ni de mucho sufrimiento y felizmente pudimos darle toda la comodidad que merecía para esas pocas semanas que fueron las finales.
Me llena de alegría recibir mensajes evocando su trabajo y su persona, y a nosotros nos toca mantener la llama viva y seguirlo leyendo y admirando.
Notas
Anexo
Reproducimos a continuación el primer eslabón de un “Ars Poética”, escrito en noviembre de 2017.
DE LA POESÍA, 1
Los desastres que presenta el actual sistema-mundo, tanto los naturales como los causados por la acción del poder capitalista salvaje, se ofrecen como una ocasión insoslayable para invocar a un nuevo tipo de musas, las militantes, y a la vez, en cuanto a los productores de versos, una opción de lanzar su verdad inalienable a los complejos e inseguros espacios sociales que el sistema genera. Es decir, como formación histórica en crisis general (no es novedad) pero con posibilidades de destrucción y aun autodestrucción no imaginables. Se trata de matar o morir.
Solo quienes admiten sustancias mágicas en lo que llamamos poesía, con poderes de cambiar la realidad (recordar la divisa "cambiar la vida"), afirman que las propuestas creativas de la/os poetas de hoy pueden incidir como una fuerza en la transformación de la realidad. En lo personal, no apoyo esa postura -de inocultables raíces infantiles- sino que concibo a la poesía como un producto de la cultura, con miles de años de presencia en distintos estadios y momentos de la Historia. Decía Jorge Zalamea que en poesía no hay países subdesarrollados, ya sea ésta vinculada con los asuntos de la religión, la magia, el discurso predominante, la guerra, la búsqueda mística de lo sagrado, el desnudamiento de la realidad permitiendo percibir que nada es lo que parece, etc.
La poesía, como arte de lo imposible, como heredera de las metáforas primigenias, debe enfrentar al humano cerebro con respecto a la interpretación que éste hace de los datos proporcionados por los sentidos y que significa para nosotros la famosa realidad. La poesía, pues, debe de asumir una percepción (de lo interno y lo externo) que permita no solo un acercamiento a la realidad "objetiva", sino inventar realidades que tendrán más de una historia de operaciones intelectivas-somáticas, lo que implica un producto verbal a discurrir por campos de la sensibilidad ajenos, o apartados de, o extraños a la cultura de masas. Ésta ha alcanzado simas peligrosas a consecuencia del irresponsable manejo de la información y de la deformación utilitaria del conocimiento.
Pour citer cette ressource :
Philippe Dessommes, Entrevista con Mariluz Suárez, La Clé des Langues [en ligne], Lyon, ENS de LYON/DGESCO (ISSN 2107-7029), décembre 2020. Consulté le 15/11/2024. URL: https://cle.ens-lyon.fr/espagnol/ojal/entrevista-con-mariluz-suarez