Entrevista a Martín Caparrós
Video de la entrevista
https://video.ens-lyon.fr/eduscol-cdl/2014/2014-05-24_ESP_Capparos.mp4
Transcripción de la entrevista
Quiero preguntarle sobre géneros literarios, porque usted ha escrito tanto crónicas, como novelas, como artículos periodísticos… ¿Cuál es la diferencia entre una crónica y una novela?
Suelo creer que la diferencia básica es un pacto de lectura, un pacto con el lector. Cuando uno escribe una novela uno le está diciendo al lector “esto que te cuento es algo que se me ocurrió, que recordé, que inventé” y cuando uno escribe una crónica uno le está diciendo al lector “esto es algo que averigüé, que supe, que me enteré”. En un caso uno postula que lo que cuenta es ficción, en otro caso que no es ficción. Es un pacto. No siempre se cumple, los pactos no están para cumplirlos. Pero más allá de eso, suelo creer también que el tipo de prosa, el tipo de relato puede ser muy fácilmente intercambiable entre unas y otras. Yo trato de trabajar las crónicas o la no ficción tomando el mismo tipo de riesgo en la prosa que tomo en una novela. Me parece, como a veces sucede, que la no ficción sea un espacio para resignarse a una prosa mucho más convencional.
Entonces mi siguiente pregunta es ¿por qué una novela para dar cuenta de la evolución de la sociedad argentina contemporánea? Me refiero a la novela de Los Living que marca toda la evolución a partir de la muerte de Perón hasta la actualidad prácticamente.
Lo que pasa es que yo no creo haber hecho esa novela para dar cuenta de la sociedad argentina contemporánea, yo escribí esa novela porque quería escribir una novela, si en la novela se coló la sociedad argentina contemporánea es porque a mí me importa la sociedad argentina contemporánea pero no tiene el propósito de hacer eso esa novela. Yo lo que quería era contar una historia, en este caso específico quería partir de un género que se usa para mi gusto poco en la literatura latinoamericana actual que es la picaresca, que es un género muy clásico de las letras en castellano y tenía ganas de ver qué podía hacer con ciertas premisas de ese género. Entonces agarré la premisa básica, se cuenta la vida de un personaje que está un poco en el borde, no se sabe si está de un lado o del otro, en general se suele empezar por el principio de la vida de ese personaje y eso es lo que hice en esta novela.
Incluso antes del principio...
Antes del principio, eso es un homenaje al maestro Stern y a su personaje Tristram Shandy. Si después la sociedad argentina y sus historias de los últimos treinta o cuarenta años fueron apareciendo ahí, es porque, como te decía, porque me importa, pero no porque mi propósito fuera contar eso.
Es como el contexto…
Sí, exactamente, el espacio en el que la vida de este personaje se fue desarrollando y por lo tanto iba apareciendo, pero yo nunca pienso en una novela en términos de lo que voy a poner en escena político, histórico, social…
¿Cuál sería entonces el tema central de Los Living? Yo pensaría que es la muerte…
Sí, bueno, la muerte está mucho obviamente, se abre con la muerte del gran caudillo argentino del siglo XX y termina, o empieza a terminar cuando Nito descubre su habilidad para anunciar muertes, valga eso lo que valga, y cuando a partir de eso se arma toda esta conspiración de los Living, que yo en general no cuento porque se supone que es como el misterio de la novela, si es que tiene alguno. Pero sí, efectivamente, el tema de la muerte es muy central y lamentablemente es muy central en muchos de mis libros. Eso me impresiona un poco, pero bueno, no me voy a matar por esa cuestión.
¿Y por qué este género para hablar de la muerte? ¿Hay que burlarnos de la muerte?
Bueno, eso es lo que hacen ustedes los mexicanos. Los argentinos no, los argentinos utilizamos la muerte con fines políticos porque le tenemos, parece, más respeto que ustedes. Pero, insisto, yo no pienso tanto en términos de género y de decir cómo usar este género para contar tal cosa… en general me centro mucho más en un texto, en ver qué voy haciendo con ese texto, cómo se va desarrollando, que tengo la sensación de que me pide, me exige, quiero decir, es interesantísimo crear una lógica, que uno la ha inventado, porque un texto no es más que una invención, pero que a su vez rápidamente empieza a exigirte a ti ciertas formas, ciertos movimientos, ciertos mecanismos. Entonces, caer preso de tu propia lógica me parece una situación particularmente interesante. Y eso es lo que pasa cuando uno está escribiendo un texto.
¿Entonces el texto va exigiendo lo que va a seguir y cómo va a concluir o ya lo tiene desde un inicio definido?
No, en este caso no. Hay veces que lo tengo un poco más imaginado desde un inicio. En este caso fue absolutamente sin planos. Dije “quiero que nazca, vamos a ver qué pasa después de nacer”. No sé si hice lo que el texto me exigía, hice lo que creía que el texto me exigía pero uno a veces malinterpreta esas exigencias y se va al carajo, es lo que pasa en buena parte de los casos.
Y sobre el tema de la muerte, volviendo un poco a esto, me decía que en Argentina lo utilizan para fines políticos. Leí una crónica de hace algunas semanas en El País en la que usted decía que en Argentina se habla de “los desaparecidos” en vez de llamarles “los muertos”. Entonces mi pregunta es ¿Esta exposición de los muertos (que hay en Los Living), que no se ocultan, no se entierran sino que se exponen es una especie de oposición a esos “desaparecidos” de los cuales se habla mucho en Argentina?
Sí, supongamos que lo es, pero yo insisto en pensar que no traté de hacer una metáfora política. Obviamente a mí me importa mucho la política, me importa demasiado como para meterla en una novela. Yo escribo sobre política todas las semanas, participo en el debate, etc. O sea que es improbable que si yo escribo una novela la política quede fuera. Pero también quiero creer que no la meto yo a propósito con fórceps para tratar de decir algo dentro de una novela. Siempre recuerdo esto de, creo que era Chandler, que decía que si tienes un mensaje vete a la Western Union. Y me parece que las novelas no pueden pretender obviamente ningún tipo de pureza, porque la pureza no existe, porque somos animales políticos, sociales, económicos, pasionales y lo que sea, todo eso aparece en una novela, pero que si una novela decide que lo que va a hacer es llevar adelante un mensaje, está jodido.
La siguiente pregunta tiene relación con esto de la política y con la historia argentina. He notado que aquí en Francia, y en general creo que en Europa, hay un interés muy marcado por la literatura latinoamericana relacionada con la dictadura, con el exilio, con toda esta historia de los años setenta hacia acá. ¿A qué cree que se deba este interés? No sé si sea, de la parte de los escritores latinoamericanos, una especie de forma de no olvidar…
Ojalá fuera eso, yo no sé. A veces me hace pensar en algo que decía Macedonio Fernández, este antecesor que se inventó Borges, que siempre se inventaba antecesores inverosímiles para no opacar su propia figura, Macedonio decía que la municipalidad de la ciudad de Buenos Aires tenía que pagar a un hombre espantosamente feo para que se paseara por la calle Florida, que era la más concurrida de la época, en los veintes, para que entonces los demás transeúntes lo vieran y dijeran “yo no estoy tan mal, yo no estoy tan feo”. A veces me da la impresión de que situaciones como la latinoamericana por momentos, la africana y demás, sirve en el primer mundo para cumplir ese rol de ese señor tan feo que se paseaba por la calle “bueno, yo no estoy tan mal”. Y no sólo produce esa especie de alivio, sino que además produce un segundo alivio que es “no sólo no estoy tan mal, sino que además me preocupo por los que sí, me preocupo por ese señor tan feo que se pasea por la calle y le acaricio la joroba y le digo ay pobrecito” Yo creo que ése es un poco el rol de las desgracias en países como Francia, más allá de que seguramente hay algunos a los que les importa de verdad.
Y los escritores latinoamericanos siguen exportando esta literatura.
Bueno, porque venden bien, les sirve para vender libros.
¿Sólo por razones comerciales?
Bueno, comercial y no comercial, pero sobre todo comercial, también es como saber dónde ponerse, no sólo por el tema de cuántos ejemplares vas a vender, sino para constituirse como alguien claramente definible, es más fácil si escribes sobre esas cosas. En ese sentido Borges, para volver a lo de recién, fue el escritor latinoamericano más revolucionario, siendo un señor conservador, de derechas y de disque buena familia, porque siempre se negó al rol de latinoamericano, trabajaba con elementos, con materiales del mundo y de Europa en particular, los combinaba como quería y nunca se puso a hacer monerías y a meter papagayos o narcotraficantes en las páginas. Me parece en cambio que los que sí lo hacen, que es como todo el desarrollo de cierta literatura latinoamericana de los últimos sesenta años, digamos del papagayo al narco, lo que hacen es resignarse al papel de “un latinoamericanito” en el zoológico. Está bien, pero bueno, que se diviertan.
Para cambiar un poquito de este tema, tal vez un poco deprimente. Usted es traductor…
He traducido bastante, ahora hace mucho que no traduzco, pero sí he traducido y me gusta mucho traducir. De hecho tuve un intento de traducir ahora, hace relativamente poco, porque pensé que no puede ser que hace tanto que no traduzco. Me pedí una traducción, que fue cuando apareció un inédito de Perec, que es un autor que yo realmente admiro, y hace relativamente poco, hace dos, tres, cuatro años, apareció un inédito de Perec y mi editor en España, Jorge Herralde, de Anagrama, me contó que lo había comprado y le dije “yo lo quiero traducir” y me dijo “voy a ver si tengo influencia en esa editorial y te consigo que lo traduzcas” y me lo mandaron. Y me gustó tan poco el original que preferí no hacerlo. En realidad tuve dos problemas, esto quizás te interese más. El original me gustó poco, es verdad, me decepcionó, era un Perec muy primitivo, de los primeros textos de Perec, ahora no me acuerdo el nombre, un nombre como italianizante, pero no me puedo acordar, fue la primera novela, de hecho no la había publicado en vida porque no le había parecido que valiera la pena, lo había intentado, después cuando no lo consiguió, la podría haber publicado cuando se convirtió en Perec y no lo hizo, o sea que yo creo que tenía sus razones. Pero sobre todo decidí no hacer ese trabajo porque no sabía cómo hacerlo. Tenía un problema grave, que era que yo iba a hacerlo para una editorial española, Anagrama, pero al mismo tiempo lo hacía porque quería hacerlo yo, era una presuntuosidad totalmente fuera de lugar, yo pensaba como “traducción de autor”, era un autor con una cantidad de libros propios publicados que hacía una traducción, entonces no podía hacer una traducción neutra, pero además porque creo que no existe la traducción neutra. Entonces yo me decía, cuando aparezca una “jupe” en el texto, ¿Qué voy a poner, falda o pollera? Porque yo diría pollera, entonces yo personalmente no puedo poner falda, no voy a firmar una traducción donde diga falda porque estoy importando un idioma que no es el mío, entonces si traduzco, traduzco a mi idioma.
Y sin embargo el público español lo pediría como falda.
Pero claro, al mismo tiempo no tendría ningún sentido, era una editorial española para público español poner falda, entonces para hacer una traducción que no iba a ser mía no tendría sentido que yo me pusiera a hacerla. Digo, si hubiera necesitado en ese momento el dinero y si hubiera sido mi trabajo, está bien, lo habría visto, pero mi idea era hacer una traducción como un trabajo literario, pasar a mi lengua un texto que está en otra lengua, no funcionaba en esa medida en que pasarlo a mi lengua era pasarlo a una lengua que era extranjera a la lengua de la editorial y del espacio donde iba a ser publicado. Y lo pensé mucho y me planteó un problema grave, que es yo no puedo entonces traducir a mi lengua en este momento a menos que publique en Argentina… Pero es raro, es un problema.
Sí, además no tendría la misma difusión probablemente que publicando en España.
No, lo de la difusión no me importa, pero sí me importa eso, cuán limitado, o cuán contradictoria es esta cuestión. Porque yo publico mis libros en esa misma editorial y yo allí pongo pollera tanto como quiera, pero se supone que en una traducción yo no podría ponerlo, hay algo raro ahí…
Sí, bueno, volvemos a esto mismo de los intereses comerciales, del público al que va dirigido… Ya que usted es traductor y que sus obras han sido traducidas, primero ¿Fue su elección traducir estas obras al francés, Valfierno y Los Living?
No, por ahora es lo que me propusieron, ahora de hecho van a salir otras dos también ahí en Buchet-Chastel, que es donde publicaron Los Living, van a salir otras dos que son las dos novelas anteriores. No, una anterior que se llama A quien corresponda y la última que publiqué después de Los Living que se llama Comí. Justo estábamos hablando con mi amigo y primo Santiago Amigorena sobre qué título se le podía poner en francés.
Es complicado, supongo entonces que no tienen el título traducido.
No, de hecho tengo una reunión en un ratito con mi editora, y supongo que vamos a hablar de eso, y por eso estaba aprovechando a mi primo que escribe en francés para ver qué se le ocurría.
¿Y hasta qué punto ha intervenido usted en el trabajo del traductor tanto de Valfierno como de Los Living? Porque uno a veces es un poquito quisquilloso y usted tiene su estilo…
Con Valfierno tuve un problema, me mandaron la primera versión, la miré y era una catástrofe y les dije que no se podía publicar eso, realmente era muy mala. La hicieron toda de nuevo, o sea que debían tener conciencia de lo mala que era. Cuando me mandaron la segunda no la miré, porque dije no la van a hacer por tercera vez, entonces preferí que saliera tal como estaba y nunca la vi, o sea que no sé qué hay ahí dentro. Con Living, en cambio, trabajé… que además en Valfierno el o la traductor o traductora, no sé, nunca se contactó conmigo, no tengo ni idea de quién era. Con Living, en cambio, desde el principio trabajé con, o trabajó conmigo Isabelle Gugnon, que es una muy reconocida, que yo conocía de antes además y tradujo varios libros de varios amigos míos y todos estaban muy contentos, a Rodrigo Fresán y varios más. Entonces tenía mucha confianza en ella, y la confianza fue aumentando porque mientras ella trabajaba me iba preguntando cosas sobre modismos o localismos o lo que fuera y las preguntas eran siempre muy pertinentes, se notaba que entendía de qué iba la cosa. Así que pensé todo el tiempo que iba a ser un buen trabajo y de todas maneras no leí el manuscrito entero porque yo, habiendo traducido bastante, sé que la traducción es siempre una pérdida, a veces puede ganar algunas cosas, pero siempre está perdiendo mucho con respecto al original, siempre hay sentidos que se pierden. Por supuesto, insisto, a veces hay sentidos que se ganan en la nueva versión, pero yo iba a estar muy atento a los sentidos que se perdían porque yo conozco esos sentidos más que nadie, entonces dije para qué amargarme, yo confío en Isabelle, creo que ella va a hacer un buen trabajo, no quiero ver qué tuvo que dejar atrás como hay que dejar cosas atrás en toda traducción. Prefiero no saberlo y estoy convencido de que hizo una traducción excelente pero no quiero leerla. De hecho ella va a traducir las próximas novelas.
De hecho yo leí la versión en francés.
¿Y te pareció bien?
No me pareció que hubiera contrasentidos y demás.
No, eso seguro que no. De hecho también leí críticas y en general todas están muy contentas con el trabajo de Isabelle.
Y de las novelas anteriores, o de los trabajos anteriores que había hecho, ya me platicó que hay uno que está por traducirse ¿Cuál otro le hubiera gustado o le gustaría que se tradujera al francés? Porque hay temas de lo más variados…
No sé, ahora están esos dos, A quien corresponda y Comí. Yo traté de convencer a mi editora, Juliette Ponce de Buchet-Chastel, que tradujera un librito, no sé por qué me dio ganas de que tradujeran, que se llama Un día en la vida de Dios, pero ella decidió por ahora estos dos, está bien, es su derecho. Bueno, quizás alguna vez estaría bueno que tradujeran alguna no ficción para abrir un poco el panorama. Mi editorial no tiene una línea de no ficción, así que tendría que ver con otro, es algo que está pendiente.
Creo que sería todo de mi parte. Bueno, no, una pregunta más que no había anotado. ¿Qué opinión tiene usted de este tipo de festivales que es les Assises du Roman que es un festival dedicado a la novela? Cuando probablemente los escritores latinoamericanos son más reconocidos por los cuentos o no sé, tal vez sea un cliché.
No, no sé si sean más reconocidos por los cuentos, no creo. Pero me gusta. Recién empieza esto, o sea que todavía no he podido confraternizar mucho, ayer que llegué estuve en una biblioteca hablando sobre todo con chicos de liceo, estuvo bueno, hubo un par que me interpelaron así duramente y me gustó y todavía no pude charlar con gente, que es lo que en definitiva tiene de interesante estos encuentros, conocer gente que uno no conocería, colegas o como quiera que eso se llame, que uno no conocería de otra manera. Eso todavía no me sucedió, pero supongo que en estos dos o tres días que tengo por delante sucederá y me parece bueno. Me parece bueno que tiene como una escala interesante, porque está como en el medio de cosas como el xxxxx que a veces me llevan y es muy grande y hay mucha gente y muchas cosas o el otro extremo, estos encuentros chiquitos en los que hay poca gente, todos encerrados en el mismo lugar. Esto me parece que es como una línea intermedia que me parece interesante. Pero como te digo, recién empieza así que te contestaré esta pregunta dentro de tres días.
Ahora sí sería todo, muchas gracias por su tiempo y una disculpa por la interrupción en su desayuno.
No, al contrario, gracias.
Pour citer cette ressource :
Martin Caparrós, Paola Rho Mas, " Entrevista a Martín Caparrós", La Clé des Langues [en ligne], Lyon, ENS de LYON/DGESCO (ISSN 2107-7029), juin 2014. Consulté le 05/11/2024. URL: https://cle.ens-lyon.fr/espagnol/litterature/entretiens-et-textes-inedits/entretiens/martin-caparros-entrevista-air-2014-