Entrevista a Marisa Mañana de la "Escuela de Escritores"
Entretien réalisé dans le cadre d'un coup de projecteur sur trois écoles d'écriture en vogue dans la sphère hispanophone. A travers leurs approches différentes et souvent complémentaires de l'apprentissage, elles nous invitent à réfléchir sur ce qu'est la literature, ou tout au moins l’écriture. Faut-il avoir un don pour devenir écrivain ? Peut-on réellement apprendre à écrire un roman ? Qui sont les élèves de ces ateliers d'écriture ? De leur vision du métier à la méthodologie appliquée, voici plusieurs exemples qui chacun à sa manière a pour objectif de révéler le romancier, nouvelliste, poète, scénariste, biographe, ou conteur... qui sommeille en chacun de nous.
NB : il ne s’agit en aucun cas de faire de la publicité pour telle ou telle école d’écriture, mais de proposer un itinéraire de réflexion sur l’écriture créative, très en vogue dans bien des pays, notamment hispanophones, et assez décriée en France.
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En la página web de la Escuela de Escritores de Madrid, está dicho que la mayoría de los profesores son escritores apasionados por la enseñanza. ¿Cómo te convertiste en profesora de literatura erótica en esta escuela?
Mi primera oportunidad como docente fue gracias a una amiga. Coincidió que, cuando ella trabajaba en una asociación para mujeres y necesitaba organizar un taller de escritura, yo estudiaba segundo de Filología Hispánica y buscaba trabajo en mi ámbito. Como siempre me ha encantado leer y escribir, me propuso crear un programa para impartir un taller. Fue en esa asociación donde me formé como profesora de escritura creativa en general. Y de relato breve en particular (me atrae infinitamente más que la novela). En cuanto a la Escuela de Escritores, empezar a trabajar con ellos fue toda una suerte. Desde siempre me ha gustado la literatura erótica, así que, en esa búsqueda de trabajo, un día pedí cita para presentar mi programa intensivo de Literatura Erótica a Javier Sagarna, el director de la Escuela de Escritores. Para mi fortuna, le gustó y, en el año 2008, me estrené con El Gozo de Escribir, un curso de escritura creativa en general y, unos meses después, empecé como profesora del curso de Literatura Erótica.
Vi que acudiste a clases impartidas por Enrique Páez ―¿quizá a sus talleres de escritura, que precedieron la creación de la actual Escuela de Escritores de Madrid?― ¿Cuál es tu experiencia en esas clases? ¿En que te sirven ahora?
Sí, en efecto, se puede decir que el Taller de Escritura de Madrid, dirigido por Enrique Páez, fue el generador de la Escuela de Escritores. Enrique fue mi primer profesor de escritura creativa y, después de dos años, me recomendó cambiar de profesor. Me habló de Ángel Zapata y aquel se convirtió con los años en uno de sus mejores consejos. Con Enrique descubrí el placer de escribir, el gusto por compartir mis textos con otras personas; aprendí a aceptar las críticas y, claro, con él me atreví a escribir mi primer texto erótico siendo más o menos consciente de algunas de las reglas del género. Con Ángel profundicé en mi atracción por el género erótico y empecé a interesarme por el psicoanálisis en relación con la literatura. El rigor del estudio y del trabajo y, por supuesto, leer mejor, también lo aprendí con Ángel. E intento transmitir en mis talleres (y en mi escritura) lo que ambos me dieron y lo que descubro con el camino.
Es corriente oír que escribir no se aprende porque el talento no se puede adquirir, porque sería algo innato. ¿Cómo abordas el hecho de aprender a escribir?
Es verdad que el talento se tiene o no se tiene. Pero también es imprescindible la capacidad de trabajo. Yo he llegado a ver estupendos textos de personas que trabajan mucho, pero también he visto personas con talento que escriben textos con fuerza, sí, pero con un resultado mediocre. Creo que está algo idealizada la idea del talento. Prefiero la palabra «deseo» a la palabra «talento». En los años que llevo como docente, he podido comprobar que si una persona con talento carece de deseo, este talento no vale de mucho, la verdad. También es corriente oír hablar de la inspiración, pero pocos escritores y pocas escritoras hablan del trabajo que hay detrás. Y para eso, más que voluntad o, mejor aún, deseo.
¿Todos los profesores de la Escuela de Escritores de Madrid tienen la misma visión de la escritura? ¿Puede haber, según el profesor, diferentes maneras de aprehender el trabajo del escritor?
Desde luego que sí, hay diferentes enfoques. Cada uno tenemos unas experiencias, un bagaje lector y una mirada diferente del mundo, así que es inevitable que esta visión varíe. Ahora bien, creo que tenemos en común el gusto por la enseñanza. Y la capacidad de contagio es muy valiosa cuando disfrutas con lo que haces. Es más, la escritura es una carrera de fondo y es frecuente que, al cabo de uno, dos o tres años, recomendemos a los alumnos que cambien de profesor o de profesora.
¿Cómo ayudas tus alumnos a encontrar su propio estilo?
No tengo un modo fijo, pero me gusta fijarme en dos aspectos. Por un lado, el camino que toma la escritura de cada alumno o cada alumna a medida que avanza el taller con sus cambios y con sus similitudes en la voz, en la extensión, en los temas, en el ritmo de la prosa, en los finales… Y, por otro lado, también me fijo en qué parece costarles más: si, por ejemplo, un alumno o una alumna tienen tendencia a utilizar un narrador retórico y barroco, me gusta animarlos a que esta tendencia sea por elección, no porque no sepan cómo utilizar un narrador externo y objetivo. A veces no se tiene un estilo, sino varios. También los animo a que me cuenten las dificultades con las que se van encontrando, las diferencias entre lo que querían decir y lo que creen que finalmente han dicho.
Noté que el trabajo colectivo es algo valorizado en las clases de la escuela. A menudo, los profesores piden a sus alumnos que lean sus textos delante de los otros para que una reflexión nazca. No es frecuente que un escritor comparta su trabajo con otras personas, imaginemos el escritor como alguien solitario, aislado. Además, puede parecer impresionante desvelarse delante de un público. ¿Cuál es la virtud de este ejercicio?
Así es, Caroline. No vivimos aislados y, de un modo u otro, necesitamos del otrom no tanto desde la sumisión como desde el intercambio, del enriquecimiento. Flaubert leía sus textos ante sus amigos (después de leerlos en voz alta y a solas). Y las tertulias literarias (de lectura o de escritura) vienen de muy atrás. Podemos haber escrito un texto y pensar que está muy bien, pero, después de leerlo ante los compañeros y ante el profesor ―o ante compañeros de tertulia―, podemos comprobar que no expresado ni lo que queríamos expresar o no como habríamos querido. Los debates colectivos, el comentario del profesor o de la profesora y, por supuesto, el hecho de leer el propio texto ante los demás son elementos imprescindibles del taller. Cuando leemos ante los demás, podemos darnos cuenta de fallos en los que no habríamos caído mientras revisábamos el texto a solas (a mí misma me ha pasado). Y yo creo que eso es porque leer delante de alguien es ponerse un poco en juego, es sentir justo en el momento en que se lee que no se está tan seguro o tan segura de que aquello sea el mejor de los textos. La idea de comentar el texto entre todos la extendemos también en los talleres virtuales porque es también un modo de interiorizar las claves teóricas en particular y las ideas que se tienen sobre la creación.
Tus clases se desarrollan de una manera particular porque no estás frente a tus alumnos. Das clases a distancia, virtualmente. ¿Implica una relación distinta entre el profesor y los alumnos?
También imparto cursos presenciales, pero sí, como dices, Caroline, la mayoría de los cursos que imparto son virtuales. Desde luego que la naturaleza del vínculo y de la enseñanza es diferente. Al menos en mi caso ―y aunque exige bastante más trabajo―, encuentro que el análisis y los comentarios que pueda hacer de los textos son mucho más reflexivos que los que pueda hacer en talleres presenciales. Ocurre lo mismo con las conversaciones a través de foros o de cada chat. Pero también he descubierto que la conexión entre los alumnos o entre los alumnos y el profesor o la profesora es todo lo cálida que puede ser una relación virtual. La charla en línea nos acerca un poco más, así que, para paliar en la medida de lo posible esta distancia, en la Escuela de Escritores utilizamos el chat como herramienta periódica.
¿Cuál es el perfil de tus alumnos? ¿Con qué deseos vienen a clase? ¿Quieren realmente convertirse en escritores y escritoras? ¿Son todos de España?
Lo bueno de lo talleres virtuales es que los alumnos pueden ser de cualquier parte del mundo: solo se requiere que escriban en castellano (ahora ya ofrecemos la posibilidad del catalán y del inglés) y dispongan de un ordenador y de conexión a internet. En cuanto al perfil, este es de lo más variado: por mi curso de Literatura Erótica han pasado hombres y mujeres entre veinte y cincuenta y tantos años. Hay quien quiere escribir novelas con escenas eróticos y hay quien prefiere el cuento, pero, en ambos casos, el deseo es escribir escenas eróticas, adentrarse en el género. La mayoría suele haber hecho otro taller de escritura antes de recibir el de Literatura Erótica, pero también he tenido alumnos y alumnas cuyo primer curso ha sido este.
No se habla mucho de “literatura erótica” en las universidades o escuelas “clásicas”. ¿Podrías presentarnos este género (si piensas que debemos hablar de esta literatura clasificándola dentro de un género)? ¿Tienen tus alumnos falsas ideas de lo que es la literatura erótica? ¿Quiénes son los autores representantes de esta literatura? ¿ Podrías recomendarnos algunas lecturas?
La primera reflexión a la que invito a los alumnos es el debate entre la literatura erótica como un género narrativo (como pueda ser el policiaco o el fantástico, por ejemplo) y el erotismo como parte de la literatura. Uno de los elementos fundamentales del texto erótico son los sentidos. Pero la literatura erótica es, ante todo, literatura. En mi opinión, si queremos que texto erótico sea literario, no podemos limitarnos a escribir un encuentro sexual. Es preciso trabajar el deseo y el conflicto del personaje protagonista, así como su transformación; la estructura del texto, el ritmo de la prosa, el lenguaje, la atmósfera, la mirada que la voz que nos habla tiene del mundo también son importantes. Creo que la literatura tiene mucho de mirada, de ahí la importancia de esta visión del mundo que tiene tanto la persona que escribe como el personaje (coincidan o no en el texto ambas miradas).
Ahora bien, determinar qué es verdadero y qué es falso en literatura erótica es adentrarse en un terreno resbaladizo. Lo veo el debate que convoco en cada primer chat del curso. La literatura en general y lo erótico en particular son ideas que tienen mucho de subjetivo y, por ello mismo, siempre en construcción si nos paramos a pensar en ello. Y, a la vez, la literatura y el erotismo son ideas sociales, adquiridas, colectivas. ¿Por qué no reflexionar y poner en común lo que se opina al respecto para pensar qué y cómo se puede y se quiere escribir? En la bibliografía que facilito a los alumnos, incluyo ficción, pero también algunos ensayos. Creo que es imprescindible leer mucho más de lo que se escribe, con independencia de que queramos escribir un texto erótico o no erótico. La lectura es algo inherente al proceso de escribir (como también lo son el juego y la reflexión). Así, trato de que sea lo mayor posible tanto el número textos y como la variedad, pues el erotismo es muy amplio. Hay escritores conocidos por la erótica de su literatura, a saber: Henry Miller, Anais Nïn, André Pieyre de Mandiargues, George Bataille o Marguerite Duras, por citar algunos; pero también hay otros escritores que no escriben solo ni necesariamente literatura de género, como Gabriel García Márquez, Cristina Peri Rossi, Stephen Vizinczey, Ana Rosetti, Louis Aragon, Unica Zürn.
Te refieres al texto con términos muy específicos, hablas de su corazón, de su esqueleto y de sus músculos, pero también de su piel y de su mirada. Parece humanizarse y tomar vida. ¿Quieres decir que para ti la escritura se hace con el cuerpo? ¿Y también con cierta espontaneidad?
Es cierto. Veamos, la idea de hacer la escritura con el cuerpo me parece bellísima, aunque cada persona que escribe tiene su propio modo de enfrentarse a la creación. El caso es que buscando un hilo que articulara el temario que imparto en la Escuela de Escritores, se me ocurrió asociar cada tema a una parte del cuerpo. Al fin y al cabo, cada texto es una creación, una criatura. Esta separación es un poco artificial, como ocurre cuando se estudia algo, pero me sirve para hacer más concreta la idea de la creación. Además, ocurre con frecuencia que empezamos dando una forma a lo que tenemos en mente, pero aquello acaba cobrando vida y se convierte en algo que no teníamos previsto, a veces más grande . Tal y como yo la concibo, hay una parte que es pensada y hay otra parte que surge en el proceso creativo. En este sentido, retomo una frase de Hipólito G. Navarro de su poética del cuento (en la antología Siglo xxi. Los nuevos cuentos del cuento español): «Sólo puedo escribir los cuentos que no sé qué tienen dentro, los que no imagino cómo pueden terminar». Es difícil escribir así y qué duda cabe que hay que tener alguna idea previa de lo que se quiere hacer, pero, como si de en un movimiento dialéctico se tratara, la postura de Hipólito me parece muy interesante. Así, como un juego, me gusta aconsejar a los alumnos que pregunten a sus personajes qué desean, qué temen, qué es lo mejor y lo peor que les podría pasar. Y que esperen un poco a ver qué responden estos.
¿Cuáles son para ti las cualidades de la Escuela de Escritores de Madrid? ¿Por qué vale la pena matricularse en el máster de narrativa o en uno de los talleres?
Desde el punto de vista interno, lo primero que me atrajo de la Escuela de Escritores es la relación cálida que hay entre los profesores. Esto, que puede parecer ajeno a la enseñanza, sobre todo la virtual, lo considero un aspecto importante que, de un modo u otro, se transmite a los alumnos. Y, por supuesto, la amplia oferta para escribir sobre cualquier género: poesía, narrativa, ensayo, teatro; literatura infantil, juvenil, fantástica, erótica, claro… Cursos intensivos durante el verano o durante el año académico y cursos de larga duración. Cada año, la Escuela busca renovar y mejorar tanto los métodos de enseñanza como el equipo de profesores. La mayoría de quienes prueban un curso en la Escuela de Escritores, repite. Hay quien se matricula en algún curso para mejorar su manera de expresarse y acaba haciendo un curso largo. Hay quien quiere mejorar la técnica para ver si puede llegar a publicar textos o libros. Hay quien se inscribe en cursos tutoriales o en el máster de narrativa para terminar de darle forma a un libro de relatos o a una novela. No se si hay para todos los gustos (la palabra todo es imposible), pero sí para muchos gustos.
Para terminar, te quisiera preguntar a propósito de un libro del que se habla mucho en Francia, y creo que también a través del mundo: Cincuenta sombras de Grey de la autora británica E. L. James. ¿Qué piensas de este libro desde el punto de vista literario y del bullicio que suscitó?
La verdad, no es mucho lo que puedo decir. No lo he leído ni creo que lo haga. No me atrae. Lo esperado sería que leyera por lo menos el primer volumen, puesto que, como profesora de literatura erótica, las novelas eróticas son parte de mi investigación, podría ver qué hay detrás de tanto bullicio. Pero creo que una historia se puede contar con muchas menos páginas y tantas páginas me dan un poco de pereza. Además ―por decirlo de algún modo― suelo sospechar de algo que antes de venderse, ya es un récord de ventas. Hay tanto por leer que algún que hago una criba y, de momento, me basta con lo que me cuentan amigos, conocidos, bibliotecarios y alumnos, y no me alientan mucho, la verdad. Se dice que la literatura erótica está de moda, pero quizá es lo erótico lo que siempre ha estado de un modo u otro en el punto de mira, ya sea para exagerarlo o para ignorarlo. Además, tiendo a leer a los clásicos, de los que me ―por fortuna― aún queda mucho por descubrir en mi ―espero que siempre― afán de búsqueda e investigación.
Pour citer cette ressource :
Caroline Bojarski, "Entrevista a Marisa Mañana de la "Escuela de Escritores"", La Clé des Langues [en ligne], Lyon, ENS de LYON/DGESCO (ISSN 2107-7029), septembre 2013. Consulté le 05/11/2024. URL: https://cle.ens-lyon.fr/espagnol/langue/didactique/ecriture/escuela-de-escritores-marisa-manana