Entrevista a Jenn Diaz
Jenn Díaz tiene sólo 22 años lo cual no le impide de ser una apasionada de la literatura, pudiendo jactarse de ser escritora, bloguera, subdirectora de una revista literaria y ante todo lectora. En 2011 se publicó su primera novela, Belfondo, seleccionada en Francia en el marco del festival de la primera novela de Chambery. De un género cercano al relato corto, Jenn Díaz nos sumerge en el centro de la vida de un pueblo donde todos se conocen y donde reina el dictado de un particular jefe... Descubramos a esta joven española que consigue con brío abrirse camino en la literatura española contemporánea.
Ella fue una de los invitados al coloquio organizado en marzo de 2012 por el Instituto Cervantes de Lyon que tuvo por título “El creador y su crítica”. Hemos aprovechado la ocasión para entrevistarla a propósito de su libro así como por sus fuentes de inspiración.
Jenn Díaz n'a que 22 ans mais n'en est pas moins une passionnée de littérature puisqu'elle peut se vanter d'être écrivaine, blogueuse, sous-directrice d'un magazine littéraire, et avant tout lectrice. Elle a publié en 2011 un premier roman, Belfondo, sélectionné en France pour le festival du premier roman de Chambéry. Dans un genre pouvant s'apparenter à la nouvelle, Jenn Díaz nous plonge au coeur de la vie d'un village où tous se connaissent, et où règne le diktat d'un chef de village bien particulier... Découvrons cette jeune espagnole qui réussit avec brio à se faire une place dans la littérature espagnole contemporaine.
Elle était l'une des invités du colloque organisé en mars 2012 par l'Instituto Cervantes de Lyon qui s'intitulait « El creador y su crítica ». Nous en avons profité pour lui poser quelques questions sur son livre et sur son état d'esprit au moment de sa conception.
Presentación del libro / Présentation du livre
En Belfondo como en todos los pueblos, unos y otros conocen bien sus historias. En Belfondo como en otras partes, hay personas judiciosas y pintorescas : Beremunda, la prostituta, Domitilda la viuda, Petronilo el enterrador o Tertulino el posadero. Solo el alcalde se permite, modo un tanto autoritario, a controlar la vida de sus habitantes. Incluso si todas las historias presentadas por Jenn Díaz refieren más a la vida íntima de los habitantes y no se sitúa en primer plano la figura del amo, todos siguen los dictados de su autoridad. Divertida, triste, cruel en ocasiones, la vida de los habitantes es expuesta dejando aparecer una realidad fría, lejos de los sueños que se permiten formular las esposas abandonadas, los hombres extenuados por el trabajo o los hijos, lejos de las preocupaciones de su edad. Los habitantes desvelan y revelan secretos que el resto de vecinos se asombrarían de descubrir. ¿Quién podría figurarse que Beremunda la prostituta se inventa una vida al exterior del pueblo, cuando en realidad acude a la montaña para sentir la hierba rascándole la piel? ¿ Quién podría adivinar que Otile, la mujer del profesor, no sabe leer porque su marido se lo prohíbe? En ocasiones las historias son graciosas y hacen reír, como la de Horacio, a quien se le encarga escribir los epitafios y que tras haber escrito para todos los habitantes del pueblo – en caso de que alguno muriera – anuncia a su mujer que a partir de ese momento ella tiene también el suyo.
El amo ronda siempre en las cabezas de todos como una sombra imprevisible. Puede entenderse que si solo hay un profesor para todo el pueblo, o si los trabajadores esconden a los inspectores los niños que trabajan en la fábrica, es porque alguien los vigila. Pero en ocasiones las historias le conciernen directamente, como cuando pide a su mujer de hacerse pasar por la voz de Dios ante un ciego, para que sus propios valores impregnen a los más devotos.
¿Metáfora de la sociedad? ¿Cuento filosófico? ¿O simplemente historias de vida? Cada cual puede mirar Belfondo de una manera diferente, pues los temas abordados son numerosos y las interpretaciones múltiples. Al conocer a Jenn Díaz, hemos intentado de dar algunas respuestas para la comprensión de este libro y a las preguntas que despierta el tema predominante de su libro : el poder.
À Belfondo, comme dans tous les villages, on connaît bien les histoires des uns et des autres. À Belfondo comme ailleurs, il y a de fortes têtes et des personnages hauts en couleurs : Beremunda la prostituée, Domitilda la veuve, Petronilo le croque-mort ou Tertulino l'aubergiste. Seulement à Belfondo, le chef du village s'autorise de manière plutôt autoritaire à contrôler la vie de ses habitants. Même si toutes les histoires que nous présente Jenn Diaz concernent plutôt la vie intime des habitants et ne mettent pas forcément au premier plan la figure du chef, tous pâtissent de son autorité. Drôle, triste, parfois cruelle, la vie des habitants est racontée pour laisser apparaître une réalité froide, bien loin des rêves que s'autorisent à formuler les épouses délaissées, les hommes fatigués par le travail ou les enfants, loin des préoccupations de leur âge. Les habitants se dévoilent et révèlent des secrets que leurs voisins seraient étonnés de découvrir. Qui se figurerait que Beremunda la prostituée s'invente une vie à l'extérieur du village, et qu'en réalité elle se rend dans la montagne pour sentir l'herbe lui piquer la peau ? Qui devinerait qu'Otile, la femme de l'instituteur, ne sait pas lire parce que son mari le lui interdit ? Parfois les histoires sont cocasses et font plutôt sourire. Il y a par exemple celle d'Horacio que l'on charge d'écrire les épitaphes et qui après en avoir écrit pour tous les villageois – au cas où l'un d'eux viendrait à mourir – , annonce un soir à sa femme qu'elle a désormais aussi le sien.
Le chef du village, lui, plane toujours au dessus des têtes comme une ombre sournoise. On comprend que s'il n'y a qu'un instituteur pour tout le village ou si les ouvriers cachent aux inspecteurs les enfants qui travaillent à l'usine, c'est qu'un oeil veille sur eux. Mais parfois, les histoires l'impliquent plus directement, comme quand il demande à sa femme de se faire passer pour la voix de Dieu auprès d'un aveugle pour imprégner les plus dévots de ses propres valeurs.
Métaphore de la société ? Conte philosophique ? Récit de vies, tout simplement ? Chacun peut voir Belfondo d'une manière différente, tant les sujets abordés sont nombreux et les interprétations variées. En rencontrant Jenn Díaz, nous avons essayé d'apporter quelques réponses à la compréhension de ce livre et aux interrogations que soulevées par le thème prédominant de son livre : le pouvoir.
Entretien / Entrevista
Jenn Díaz, Belfondo es tu primera novela, se puede entender como una metáfora de la sociedad que sugeriría una dominación ideológica, social, patriarcal… ¿ Has pensado en esta dimensión al escribir la novela ?
La he pensado a posteriori cuando empezaron a salir las críticas, y me di cuenta de que en realidad había hecho una alegoría, pero en el momento de escribir Belfondo mi prioridad era escribir historias sobre los personajes de Belfondo. Yo me centraba más en cada uno de ellos de una manera más individual, pero construyéndolos con un punto de realismo he acabado haciendo un ejemplo de sociedad que es el actual. Pero mientras lo estaba escribiendo no era consciente.
Porque los personajes son como representantes de los males, de las enfermedades de la sociedad, cada uno tiene sus problemas...
Hablábamos de si era una novela feliz o triste, y el resultado es que todos los personajes están con desencuentros. Todos tienen una aspiración, un deseo, una meta, que no acaban de cumplir o que la cumplen de una manera en la que luego deben algo: un sordo puede ser en el campanario... todos tienen una aspiración pero tienen que pagar un precio por ello, entonces no acaban nunca de realizarse.
¿De dónde has sacado este universo tan bien descrito en Belfondo? ¿Conoces un Horacio o una Cuca en la vida “real”?
Precisamente Horacio, esa idea no era mía, el concurso de epitafios. Horacio es porque pertenece a una persona que se llamaba Héctor y por eso le puse un nombre que empezara también por “h”. Supongo que todos tenemos un Horacio o una Cuca, todos somos diferentes modelos de persona y creo que todos habitan en nuestra vida “real”.
Has declarado que escribes “para poder deshacer el hilo mental de confusiones y voces antiguas, para deshacerte un poco del peso que conlleva soportar todas esas vidas que no fuiste pero que te gustaría” y que “escribes por puro egoísmo” ¿Piensas un poco en el lector cuando escribes?
Ahora sí, pero cuando empecé a escribir Belfondo no tenía editorial y no estaba metida en el mundo editorial, entonces era puro juego. También por necesidad, al mismo tiempo que se escribe por necesidad un diario o una carta, para expresar precisamente las emociones del encerramiento – del que estábamos hablando en este coloquio–, también por egoísmo. No todo el mundo tiene la suerte de poder volcar todo lo que siente en un escrito y deshacerse un poco de ello. Escribo por egoísmo pero también por necesidad, es una especie de terapia par mí.
¿Cómo ves el hecho de estar ahora del lado de los escritores, de los autores? Sé que has leído mucho durante toda tu vida y ahora estás del otro lado....
Es extraño porque todavía no me siento “del otro lado”. Todavía me considero más lectora y acabo escribiendo reseñas, artículos... hablando siempre de otros. Todavía me sorprende mucho cuando se habla de mí: cuando se conoce a Jenn Díaz, cuando se conoce Belfondo... Es extraño, todavía estoy mentalmente “del otro lado” y me sorprende.
Creo que tienes un blog donde escribes artículos sobre libros que has leído...
Además de en ese blog escribo en una revista literaria de la que soy subdirectora. Por eso estoy siempre más en contacto del lado del lector, hablando de los libros de los demás más que del mío. Supongo que por eso me cuesta también cambiar mi rol.
¿Y cómo se llama esta revista?
¿ Y tu blog dónde lo podemos encontrar?
Se llama Fragmentos de interior.blogspot. El título es por una novela de Carmen Martín Gaite.
¿Cuáles son tus proyectos? ¿Tienes otras novelas en mente ?
Tengo una novela en la recámara, apunto de salir, y ya estoy pensando en la siguiente y en la de mas allá. La secuela literaria es siempre algo que nos da miedo. Pero siempre hay algo que contar: un cuento o un poema... siempre estamos.... al menos en mi caso siempre tengo algo que contar.
Pour citer cette ressource :
Caroline Bojarski, Carlos Benguigui, Entrevista a Jenn Diaz, La Clé des Langues [en ligne], Lyon, ENS de LYON/DGESCO (ISSN 2107-7029), mai 2012. Consulté le 05/12/2024. URL: https://cle.ens-lyon.fr/espagnol/litterature/entretiens-et-textes-inedits/entretiens/entretien-avec-jenn-diaz-entrevista-a-jenn-diaz